Director: Gabriele Muccino
Intérpretes: Russell Crowe, Amanda Seyfried, Aaron Paul, Diane Kruger, Quvenzhané Wallis, Octavia Spencer, Janet McTeer, Chris Douglass, Haley Bennett, Ryan Eggold
Sinopsis: Un novelista ganador de un premio Pulitzer deberá lidiar con la educación de su hija de 5 años cuando su mujer muere.
DE PADRES E HIJAS (FATHERS AND DAUGHTERS) no obtiene validación de mis colegas, algo que no me afecta en modo alguno para poder disfrutarla. Su título es suficientemente explicativo de por dónde va el asunto, de relaciones paterno filiales.
Está un tanto denostada por buena parte de mis colegas la etapa norteamericana del cineasta de origen italiano Gabriele Muccino. A mí, en cambio, me gusta bastante, me parece legítimamente sentimental y, como mínimo, siempre me distraen sus propuestas. Me refiero a títulos como su debut en la Meca del Cine, EN BUSCA DE LA FELICIDAD (THE PURSUIT OF HAPPYNESS), protagonizada por uno de sus actores fetiche, Will Smith y por el propio hijo del actor, SIETE ALMAS (SEVEN POUNDS), UN BUEN PARTIDO (PLAYING FOR KEEPS) o este que aquí me ocupa.
Es un cine muy directo el suyo, apelando a las más saludables y epidérmicas vísceras, en el que demuestra no sentirse condicionado porque le puedan tachar de lacrimógeno, en los que los actores pueden desmelenarse a sus anchas, pues ya está ahí él para contenerlos con una cámara que expresa perfectamente lo que sienten.
Lo que no acabo de ver tan meridianamente como mis colegas, me estoy volviendo muy burro, ese complejo de Electra que es fácilmente confundible con el de los diáfanos sentimientos de cariño y afecto de un padre hacia su hija. Igual estaba presente en el guión original, igual yo no acabo de mostrarme muy despierto. Lo de resultar una sesión de terapia psicoanalítica sí me parece más meridiano, la propia profesión de la inestable heroína así además lo atestigua.
Y qué importancia tiene en cine o en otros aspectos de la vida, ver, disfrutar con actores, aparte de talentosos, atractivos, como Russell Crowe, o muy guapos, como es el caso de Amanda Seyfried, vista no hace mucho en la no muy lograda PAN (VIAJE A NUNCA JAMÁS) o en la recientísima y agradabilísima NAVIDADES, ¿BIEN O EN FAMLIA? (es la amiga del veterano Alan Arkin), todavía en cartelera. La de Allentown, Pensilvania, luce espléndidos sus 30 años (29 durante este rodaje) y su escaso pero muy bien proporcionado 1,59. Y es que lo dicho, un bello rostro que sabe comunicar sentimientos y conflictos, tiene ganado de por sí mi permanente atención, sobre todo si es de mujer.
Eso sí, alguna frase de guión está muy traída por los pelos. Por ejemplo: “Los hombres pueden sobrevivir sin amor, pero las mujeres no”. Quiero creer que pudiera ser un problema de doblaje.
José Luis Vázquez
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