Una joyita acumulada incomprensiblemente en las estanterías de los distribuidores durante un par de años. Es lo último estrenado por estos pagos del otrora prestigioso Gabriele Salvatores, firmante de aquél Oscar a la mejor producción de habla no inglesa titulado MEDITERRÁNEO.

Me informo que la novela en que está basada, de Nicolai Lilli, es mucho más cruda y salvaje que la versión aquí propuesta. Que se han recortado innumerables episodios violentos, en detrimento de situaciones más suavizadas y hasta de un humor más amable. Pues no quiero imaginar cómo puede ser de bestia el original literario.

Esta es como una de la mafia italiana, pero con siberianos (o sea, una especie de GOMORRA a la rusa), situada entre los preludios de la caída del Muro de Berlín y los años siguientes, en un lugar llamado Río Bajo, en Transnitria, un suburbio de un enclave entre Moldavia y Ucrania. Pero claro, al no ser prácticamente tratados por el cine, no dejan de resultar unos ambientes, personajes –los urka- y rituales atractivamente exóticos.

Precisamente de ritualista cabe ser calificada, también de antropológica. Se beneficia de una elaborada dirección de Salvatores, estructurada a base de dinámicos y continuos flash-backs.

Imponente presencia de John Malkovich como abuelo y patriarca del clan. Apreciable igualmente la aparición de Eleanor Tomlinson en un cometido de chica discapacitada intelectualmente, algo siempre delicado, pero aquí muy bien solventado.

Extraña, raramente atractiva. Presenta otros varios alicientes, me resulta obligado animarles a que los descubran.