Director: Guillermo del Toro
Intérpretes: Mia Wasikowska, Tom Hiddleston, Jessica Chastain, Charlie Hunnam, Doug Jones, Javier Botet, Jim Beaver, Burn Gorman, Leslie Hope, Kimberly-Sue Murray, Emily Coutts, Gillian Ferrier, Matia Jackett, Martin Julien
Sinopsis: Como consecuencia de una tragedia familiar, una escritora es incapaz de elegir entre el amor de su amigo de la infancia y la tentación que representa un misterioso desconocido. En un intento por escapar de los fantasmas del pasado, se encuentra de pronto en una casa que respira, sangra… y recuerda.
Pienso en algunos terrores góticos que acompañaron mi niñez (EL CASTILLO DE DRAGONWYCK por ejemplo), en el cine de Roger Corman y su CAÍDA DE LA CASA USHER, en el borrachamente pictórico de Mario Bava (LA MÁSCARA DEL DEMONIO, LAS TRES CARAS DEL MIEDO), el de Terence Fisher y sus recreaciones draculianas, pienso en la literatura tenebrosamente hipnótica de Edgar Allan Poe, en maravillosos melodramas victorianos, en folletines decimonónicos, en LA RESIDENCIA de Narciso Ibáñez Serrador, en el mundo de las hermanas Brontë (JANE EYRE, CUMBRES BORRASCOSAS), en la mismísima REBECA del mago del suspense/Daphne Du Maurier, inclusive por momentos de su comienzo en LA EDAD DE LA INOCENCIA de la escritora Edith Wharton… de idéntico nombre que la heroína aquí protagonista, pienso en todo ello y en el cine fantástico que más me ha gustado en los últimos tiempos, el Tim Burton de SLEEPY HOLLOW por ejemplo, pienso y repienso en todo ello y… obtengo casi la cuadratura del círculo, LA CUMBRE ESCARLATA.
No me importa que su guión no me depare excesivas sorpresas pese a ese giro final que atañe a los hermanos (no estoy descubriendo nada, eh, no se pongan sargentos), que pueda acabar teniendo un desarrollo previsible, que no me asuste de la manera tan burda como la llevada a cabo por tanto maestrillo del tres al cuarto del último “slaher”… me da igual porque la borrachera de cine que me ofrece el maravilloso Guillermo del Toro durante 2 horas, puede compensar eso y cualquier defecto gordo que se le pudiera buscar.
Es un espectáculo que me deja boquiabierto. En todo momento asisto asombrado, como cuando descubría de pequeño esas obras maestras del género, a este deslumbrante delirio visual/narrativo, en el que se nos vuelve a remarcar que los peores fantasmas son los que habitan en nosotros mismos. Su etílico colorido, su dirección artística, su fastuosidad latente en cualquier esquina o cortinaje, su primorosa ambientación, la manera poderosa en qué su director maneja la cámara con movimientos felizmente exhibicionistas, ese apego que ya es marca de fábrica por los artilugios más estrambóticos (aquí una máquina que extrae arcilla) que imaginarse puedan, esa deslumbrante mansión que parece respirar o cobrar vida, esos tenebrosos ecos del pasado, ese clasicismo que despide con puntuales estallidos sanguinolentos, esa invocación a antecesores fueran maestros u orfebres… absolutamente todo me parece impagable.
También es una fantasía desesperadamente romántica y virulenta, que tiene sustos sí, pero a la antigua usanza, presentándolos con estilo, con clase, con mucha elegancia. Que la considero probablemente más de horror que de terror, el horror generado por la vileza, los traumas y el alma de nuestra voraz especie.
Un terceto interpretativo de altura, Kasikowska-Chastain-Hiddleston, ponen la guinda adecuada a una primera hora impresionante y una continuación a idéntica altura. La primera, aquélla Alicia burtoniana hecha ya mujer, traspasa definitivamente el espejo de los terrores consistentes en ver frente a frente la peor faz del ser humano, mucho menos fiable que el más amenazador de los espectros.
Algunos dicen que se empacha de manierismo. Me da igual, inclusive que se reboce en sus formas, que se empache de colores y de virtuosismo técnico. La gran pantalla vuelve a obrar el milagro, me transporta a otra época, me hace presa de los sentimientos “bigger than life” de sus criaturas, me envuelve en las brumas y páramos de antaño. Para mí, esto es el CINE.
Creo que una de las mejores cosas que podría decir sobre la misma es que es celuloide como el de antes… con atinadas aplicaciones y maquillaje facial de la tecnología de nuevo cuño. Un perfecto maridaje.
José Luis Vázquez
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