Estreno en Royal City

 

El desconocido (2015)

Director: Dani de la Torre

Intérpretes: Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Goya Toledo, Fernando Cayo, Elvira Mínguez, Luis Zahera, Ricardo de Barreiro, María Mera, Antonio Mourelos

Sinopsis: Carlos, ejecutivo de banca, comienza su rutinaria mañana llevando a sus hijos al colegio. Cuando arranca el coche, recibe una llamada anónima que le anuncia que tiene una bomba debajo de su asiento. La voz de un desconocido le comunica que tiene apenas unas horas para reunir una elevada cantidad de dinero; si no lo consigue, su coche volará por los aires.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

A la impaciente espera del estreno de TRUMAN, esta es la mejor película vista por este cronista en lo que llevamos de 2015.

Una “action movie” de altos vuelos de lucense a lucense… y tiro porque me toca, pues gallegos de esa provincia han sido los responsables el principal cotarro de su confección, el actor Luis Tosar y el director Dani de la Torre. También el rodaje tuvo lugar en escenarios típicos y concurridos de esa Comunidad, concretamente en la capital La Coruña/A Coruña, desde el Paseo Marítimo o la Avenida Pedro Barrié de la Maza hasta el puente del Pasaje. Lugares y ambientes remarcados por la destacable y apropiada fotografía plomiza, de tonos grisáceos, rubricada por Josu Inchaustegui.

Tanto ésta que me ocupa, como la sensacional LA ISLA MÍNIMA o la notable EL NIÑO resultan impensables, en lo que a calidad y registros genéricos se refiere, en la industria cinematográfica española de tan solo hace una década. Algo parece ser que está cambiando para bien.

Parece mentira el buen pulso narrativo, el admirable sentido de la tensión, la factura técnica de la que hace gala su debutante director, curtido en la escritura y el cortometraje. Hace toda una exhibición de dominio del oficio pese a ser casi un recién llegado al mismo, al menos en lo que al manejo de presupuestos más “holgados” se refiere.

Apoyándose en un destacable guión de Alberto Marini, responsable del igualmente elogiable de MIENTRAS DUERMES –con idéntico intérprete protagonista-, que aúna con gran habilidad crítica social sin caer en lo discursivo  más genuino ”thriller” de acción, consigue que su criatura parezca una producción norteamericana de calidad. Como tal, capaz de introducir, de sumergirse en el melón abierto en sus cinco primeros minutos.

Y claro, quedan patentes, por supuesto para bien, innumerables influencias en su puesta en escena, desde las más obvias, el cine de Michael Mann (en CORRUPCIÓN EN MIAMI tiene una pequeña aparición Malamadre) o el de Tony Scott, a las no tanto del de John Badham (JUEGOS DE GUERRA, EL TRUENO AZUL, A LA HORA SEÑALADA). También de títulos concretos como CELLULAR, SPEED: MÁXIMA POTENCIA, ÚLTIMA LLAMADA y de algunos trabajos del español Jaume Collet-Serra firmados íntegramente en Hollywood.

Lo conseguido es una frenética, diurna y permanente – no da tregua desde el mismo inicio- persecución contrarreloj, con todo tipo de elementos adversos en contra. Algo así como una especie de BURIED (ENTERRADO) automovilístico.

Utiliza como “leiv motiv” la venganza y la pura supervivencia, teniendo en cuenta elementos presentes en la sociedad circundante, pues trata sobre una problemática rabiosamente omnipresente, pegada a la más palmaria y desagradable realidad, abordando asuntos conectados con lo que está pasando como consecuencia de esta crisis depredadora, especialidad en la que los anglosajones nos llevan igualmente varias cabezas de ventaja.

La guinda la pone un reparto impecable, en el que nadie sobresale especialmente, pese a que Tosar acapare en todo momento el foco principal como ese individuo descubierto en sus especulativas maquinaciones (no descubro nada que no se sepa inmediatamente), presa del pánico y de la impotencia, pero en el que satélites como el descollante Javier Gutiérrez (GRUPO 7, LA ISLA MÍNIMA), Elvira Mínguez como una expeditiva jefa de artificieros, Fernando Cayo como un hosco policía o los jóvenes Paula del Río y Marcos Ruiz, componen un conjunto que funciona prácticamente como ese mecanismo de relojería adosado al vehículo del protagonista, objeto que acaba resultando un elemento dramático de primer orden.

Matizar, eso sí, que tanto el villano como la víctima, con roles que pueden ser perfectamente intercambiables, acaban generando piedad.

Finalizo con una frase de Dani de la Torre a propósito del contenido de este loable ejercicio de cine-cine: “Todos llevamos un monstruo dentro”. Pues eso.

José Luis Vázquez

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