Un precioso drama romántico-juvenil, que recupera el espíritu y la música de los 90. Dirigida por el estadounidense Stephen Chbosky, fue una de las numerosas sorpresas de 2013 procedente del país de las barras y estrellas, junto a AMOR Y LETRAS (LIBERAL ARTS), THE EAST (THE EAST), BESTIAS DEL SUR SALVAJE (BEASTS OF THE SOUTHERN WILD) o BLUE VALENTINE (BLUE VALENTINE) entre otros ejemplos, produccionestodas ellas de espíritu entre “indie” y alternativamente comercial.

Trata sobre ese período tan complicado y determinante de la adolescencia. En realidad todos los de nuestra vida lo son, pero digamos que ahí se van conformando cosas y tomando decisiones.

No deja de constituir una aproximación sensible, rigurosa en muchos aspectos a esa parte de la vida. Y, sobre todo, es un retrato de amistad, con sus zonas oscuras y dolorosas incorporadas. Tal que como la vida misma.

Despliega un arrasador encanto, no me suena nada de lo que contiene a hueco, muestra eso que tal vez denomine con cierta frecuencia, a veces puede que gratuitamente, de autenticidad. Todo me suena a muy creíble y reconocible.

La recreación de la época noventera es fenomenal, pues precisamente al ser tan reciente puede exponerse a más críticas por parte del común de los espectadores. Y, desde luego, COME ON EILEEN y HEROES suenan mejor que nunca. Este último tema acompaña la que, probablemente, es su escena más recordada, la del túnel.

Está protagonizada por unos estupendos Logan Lerman, Ezra Miller y la actualmente cotizada Emma Watson, tratando de sacudirse la alargada sombra de su popularísimo Hermione Granger de la divertida y entretenidísima saga de Harry Potter.

Resulta francamente bonita. Creo, al menos en España, que no gozó de toda la atención y el éxito merecidos.

Me gana para su causa, me atrapa.