Estreno en Royal City

 

Irrational man (2015)

Director: Woody Allen

Intérpretes: Joaquin Phoenix, Emma Stone, Jamie Blackley, Parker Posey, Ethan Phillips, Julie Ann Dawson, Mark Burzenski, Gary Wilmes, Geoff Schuppert, David Pittu, Steven Howitt, Kaitlyn Bouchard, Ana Marie Proulx, Kate McGonigle, Tamara Hickey

Sinopsis: En un campus universitario, un profesor de filosofía en plena crisis existencial, le da un nuevo propósito a su vida cuando se relaciona sentimentalmente con una de sus alumnas.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Repaso los comentarios de mis colegas de la prensa y creo que debo ser el único crítico de cine, o lo que diantres sea yo, que otorgo máxima calificación al último trabajo de Woody Allen, el cuadragésimo sexto de su carrera como director. Quien siga habitualmente mis comentarios ya saben lo extremo o bipolar que suelo ser, muy bueno para lo que me gusta e implacable para lo que no.

El caso es que para escribirles esto tengo que refrescar el reciente visionado y compruebo, feliz, que continúan alojados en mi recuerdo varios momentos, situaciones, interpretaciones y escenas, síntoma inequívoco de que me ha dejado huella.

Ocasionalmente, dado un tramo concreto de la historia, bien podría titularse MAGIA A LA LUZ DE LAS VELAS, parafraseando el último trabajo de Woody Allen, pues parece que asisto a una celebración de la vida, a una enésima revisión de las virtudes terapéuticas del amor en contra de alergias al compromiso, prejuicios, fobias, éticas y otra diversa pléyade de impedimentos, como la razón, que exponía aquél precioso título evocador del mundo de Scott Fitzgerald visto hace casi un año.

Pero no es así, pronto se puede advertir que en lo que nos incrusta es en un nuevo exponente de ese subgénero que borda a las mil maravillas y que bien podría ser denominado “de asesinatos”. Dos títulos magistrales preceden a éste, el fundacional DELITOS Y FALTAS y MATCH POINT. Ambos severos, el primero con esquirlas de comedia, el segundo íntegramente serio. E IRRATIONAL MAN bien podría ser encuadrado en el de comedia trágica de tono liviano, ligero… pero de fondo muy duro. Podría incluir también MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN o LA MALDICIÓN DEL ESCORPIÓN DE JADE, pero estos los dos habrían más bien que incluirlos dentro de un registro de puro divertimento sin mayores complicaciones, lo cual no supone menor calidad, ni mucho menos.

Lo que no creo es que el genio neoyorquino haya pretendido ser precisamente rompedor, sino ejecutar una nueva variación sobre asuntos por él bastante queridos. Desde la filosofía existencialista a la supuesta elaboración del crimen perfecto, pasando por incertidumbres morales varias, con Kant, Kierkegaard y –sobre todo éste- Dostoyevski flotando constantemente en el ambiente… ¡ese peso de la culpa! También araña en esa “banalidad del mal” expuesta por Hannah Arendt.

Sí queda más o menos claro es que no hay justificación intelectual posible que excuse crímenes, acciones reprobables o nuestra falsedad moral.

De acuerdo en que ese discurso filosófico y moral lo hemos visto otras veces, aunque en ocasiones anteriores el crimen venía determinado por otros motivos (el ascenso social a toda costa, el adulterio que podría ser descubierto con la consiguiente pérdida de estatus, etc.), de que continúa a la búsqueda de ese sentido de la vida para el que nunca obtiene respuesta, pero siempre tiene la virtud de regurgitarlo convenientemente renovado. Aquí además, el crimen cobra una dimensión relativamente insólita en su obra.

Y el azar vuelve a convertirse en factor determinante de nuestra existencia. Algo que resulta muy distinto a la suerte, ya a que a esta de alguna manera hay que provocarla, el otro surge desbocado, imprevisto. Y si en MATCH POINT era una pelota de tenis según del lado de la red que cayera la que suponía su representación más gráfica y visual, aquí lo es una simple linterna obtenida en una atracción de feria.

Llegado a este punto debo matizar un aspecto. Habitualmente adoro el cine de Allen, pero sin cheques en blanco que valgan. Últimamente me ha puesto alguna vez de los nervios con trabajos tan infaustos como EL SUEÑO DE CASSANDRA, VICKY CRISTINA BARCELONA o A ROMA CON AMOR. Y en el pasado, también me ha provocado sensaciones parecidas con otros como UN FINAL MADE IN HOLLYWOOD,  STARDUST MEMORIES o alguno más.

Bien, dicho lo dicho, dejando clara mi relación con su obra, volvamos a esta brillantísima película, en la que destaca el genio de otros profesionales, como esa espléndida fotografía de Darius Khondji que posa su paleta de colores pastel sobre un campus de Rhode Island, el oportuno y recurrente ritmo de piano de Ramsey Lewis mediante su formidable THE´IN´CROWD o unos actores verdaderamente extraordinarios.

Precisamente este “thriller” intelectual, amargo, muy afilado en sus diálogos, aunque pudiera ser rechazado por muchos, tal vez estos mismos lo redimieran en parte por las interpretaciones refrescantes y naturales de sus tres protagonistas: Joaquin Phoenix, Emma Stone y Parker Posey.

El primero en uno de sus habituales papeles atormentados, de malote, pero con ese sesgo marca de la casa “woodyalleniana”. La segunda, una mujer preciosa, repite de nuevo tras la citada MAGIA A LA LUZ… y vuelve a obtener máxima nota. Por soltura, por evitar los tópicos de un personaje abocado a ellos y por enorme atractivo. Todo un acierto el vestuario juvenil, desenfadado que luce con apabullante y cotidiana elegancia. Parker Posey es un lúcido contrapunto, alguien que no se engaña sobre lo que ve y quiere.

Resumiendo, el incombustible y jubiloso Allen vuelve a dar en la diana a sus 79 años, mostrándose en plena forma y más en su esencia que nunca… aunque los aspectos sombríos acaben asomando más de lo que es habitual en su cine.

Otra magistral lección de cine... y de vida en su aspecto menos amable.

 

José Luis Vázquez

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