Estreno en Royal City

 

American ultra (2015)

Director: Nima Nourizadeh

Intérpretes: Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Connie Britton, Topher Grace, John Leguizamo, Walton Goggins, Bill Pullman, Tony Hale, Stuart Greer, Monique Ganderton, Lavell Crawford, Michael Papajohn, Nash Edgerton

Sinopsis: Mike Howell (Jesse Eisenberg) es un joven que no tiene ninguna motivación y que vive junto a su novia Phoebe (Kristen Stewart) en una pequeña y aburrida ciudad. Un día, su vida da un giro inesperado cuando el pasado de Mike vuelve para perseguirle y se convierte en el blanco de una operación de alto secreto del gobierno.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

No comienza mal esta historia  escrita por Max Landis, el responsable de la curiosa CHRONICLE y dirigida por el inglés Nima Nourizadeh, firmante de la más bien fallida PROJECT X. En la línea de esta última acaba situándose AMERICAN ULTRA, pues en ningún momento acaba de alzar el vuelo.

Son evidentes las referencias a la tetralogía BOURNE (“un Jason Bourne cannábico” ha sido felizmente definida por Daniel de Partearroyo), o a títulos más clásicos como EL MENSAJERO DEL MIEDO de John Frankenheimer y a otro, excelente, que está muy reciente en mis retinas, por haberlo programado/presentado en mis Clásicos del Deicy Reillys, ese artefacto perfecto e impecablemente engrasado por Don Siegel en 1977 titulado TELÉFONO, tal vez el mejor Charles Bronson –junto a LA LEY DE MURPHY- del último tramo de la carrera del justiciero urbanita.

Pero las comparativas no se quedan solamente en este listado. Dado quiénes son sus protagonistas, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, es también inevitable acudir a la primera película protagonizada por ambos, ADVENTURELAND, una de las mejores y más amargas aproximaciones a ese subgénero del tránsito a la juventud, en este caso no precisamente de color rosa, sino más bien áspera. Y es que en el fondo, tal y como apuntan algunos colegas, esto al final pretende ser al fin y al cabo, una simple historia de amor.

Como tal tampoco acaba de cuajar porque la angosta mucha quincallería estéril. Para mayor precisión, un montaje hiper acelerado y una serie de secuencias de acción que bordean y traspasan lo paródico, el cartoon, la novela gráfica, sin mayor cualificación que una serie de escenas demasiado trilladas y –ocasionalmente- un montaje acelerado  que resulta chirriante. Humorada y parodia casan pues mal aquí.

Todo me suena a déja vu, a demasiado prefabricado. Salvo poquitas cosas, si acaso esa pareja de protagonista de “durmientes” y pringaos que acaban diluyéndose dentro de un conjunto perezoso, epidérmico y átono. 

José Luis Vázquez

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