Director: Daniel Espinosa
Intérpretes: Tom Hardy, Gary Oldman, Noomi Rapace, Joel Kinnaman, Jason Clarke, Vincent Cassel, Paddy Considine, Dev Patel, Josef Altin, Nikolaj Lie Kaas, Sam Spruell
Sinopsis: En la Rusia comunista, Leo Demidov (Hardy) es un guardia de seguridad y antiguo héroe de guerra que cree fervientemente en las reglas de Stalin. Pero cuando investiga una serie de asesinatos de niños, el país lo releva de su cargo y lo aparta de la investigación para preservar la ilusión de una sociedad utópica libre de crimen. Demidov luchará entonces por encontrar la verdad tras estos asesinatos y la auténtica razón por la que el gobierno rehúsa reconocerlos. Por su parte su esposa (Rapace) es la única que permanece a su lado, aunque quizá ella oculta también sus propios secretos.
Nada más comenzar EL NIÑO 44, un letrero indica irónicamente algo que va a ser más que patente a lo largo de su desarrollo, un aspecto habitual en tantas dictaduras, desde el nazismo hasta el régimen de los ayatalollah en Irán y que reza “no existen los crímenes en el paraíso”. Por este último se refiere a esa enorme y atroz mentira que fue el estalinismo.
Un par de prólogos breves y suficientemente descriptivos, uno hasta podría remitir al Eastwood de BANDERAS DE NUESTRAS PADRES (a causa de una foto: en la del californiano a propósito de Iwo Jima, en esta por la toma del Reichstag), nos conducen a la época en que transcurre la acción, comienzos de la década de los 50 en Moscú. Una capital contemplada intermitentemente con fugaces panorámicas nocturnas, que no puedo evitar que provoquen que la memoria me remita a BLADE RUNNER, y no lo digo solamente porque el productor sea el mismísimo y siempre –como mínimo- solvente Ridley Scott.
Al igual que aquélla pero retrotrayéndose a un pasado de pesadilla, también esta propuesta nos habla de un mundo oscuro, negro, agobiante, inclusive menos higiénico y sí, en cambio, mucho más sórdido. Por el que deambula un policía, antiguo héroe de guerra, que sufrirá degradación y persecución por no seguir las consignas del régimen.
El director sueco de origen chileno Daniel Espinosa (EL INVITADO, este es su segundo trabajo para la industria hollywoodense), nos introduce con acierto en este mundo mediante una modélica ambientación y un clima opresivo. Los encargados del diseño de producción han hecho méritos con creces para ser reconocidos. Y eso que para su rodaje tuvieron que trasladarse a calles y escenarios de Praga, ciudad que todavía conserva en algunos de sus rincones, esas horrendas estructuras típicas del soviet.
Alterna tonos grises y ocres para mostrar ciudad y campo o, indistintamente, sentimientos nobles y actitudes despreciables, la asfixia física y moral de una sociedad. Hace un buen uso de los puntuales y nada rácanos momentos de acción, pese a que en algún momento muestra esa tendencia de los últimos años de ofrecer una planificación no excesivamente clarificadora. Supongo que es algo intencional, acorde con lo que se está contando, pero a veces como espectador me resulta un tanto latoso. Menos mal que no llega a traspasar la raya.
Se basa en una conocida novela de Tom Rob Smith que está a su vez inspirada en el célebre y macabro caso del carnicero de Rostov. Y no diré más, por no destriparles mucho más de su entramado, que acaba resultando no precisamente el principal, pero sí uno de sus fundamentales sostenes argumentales. De su guión por cierto, se ha ocupado el brillante escritor Richard Price (THE WANDERERS, EL COLOR DEL DINERO, MELODÍA DE SEDUCCIÓN, THE WIRE).
Sobre esa trama criminal, existe un antecedente verdaderamente ilustre aunque no lo suficientemente reivindicado, CITIZEN X de Chris Gerolmo, una película para televisión que en España sería estrenada en salas comerciales.
Precisamente, tal vez el en esta ocasión el defectillo que pudiera aflorar más es su indefinición o su exceso de entramados genéricos, que van desde el “thriller” duro y puro hasta el cine político pasando por el policíaco, la epopeya íntima o inclusive el registro sentimental, abordado con concisión y enorme sobriedad, lo que no impide que las secuencias entre la pareja protagonista adquieran gran fuerza, chispa e intensidad. Logro del director en parte y del magnífico dúo interpretativo… extensivo dicho calificativo al resto del reparto, una talentosa muestra de secundarios estadounidenses y británicos: Joel Kinnaman (THE KILLING), Paddy Considine, Jason Clarke...
En lo referido al protagonista, la verdad es que, casi sigilosamente, Tom Hardy se está convirtiendo en una de las presencias imprescindibles del panorama actual. Sin ir más lejos, tanto con su furiosa recreación de Mad Max y con éste papel, ya salda un año más que brillante. Su presencia es poderosa, su manera de actuar intensa, formidable. Se nota que es de los profesionales de raza, al igual que uno de sus “antagonistas” que aquí le dan réplica, Gary Oldman. Un placer para la vista… lástima que al verla doblada no pueda decir lo mismo respecto al oído.
Noomi Rapace se ha quitado ya el muerto de encima de la Lesley Selander de la original adaptación de MILLENNIUM y pese a su todavía no muy abundante filmografía, ha ido atestiguando en los últimos tiempos lo gran actriz que es y lo camaleónica físicamente que se puede mostrar. Ahí están como prueba BABYCALL, PROMETHEUS, LA VENGANZA DEL HOMBRE MUERTO y LA ENTREGA.
Como mínimo y les guste o decepcione más o menos, el entretenimiento está garantizado, su atmósfera está plenamente lograda y el envoltorio es intachable.
José Luis Vázquez
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