Estreno en Royal City

 

El maestro del agua (2014)

Director: Russell Crowe

Intérpretes: Russell Crowe, Olga Kurylenko, Jai Courtney, Isabel Lucas, Damon Herriman, Jacqueline McKenzie, Cem Yilmaz, Ryan Corr, Dan Wyllie, Deniz Akdeniz

Sinopsis: Tras la batalla de Gallipoli (1915), un australiano viaja hasta Turquía para buscar a sus tres hijos desaparecidos.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

Vistosa pero deshilachada “súper” producción que supone el debut en la dirección cinematográfica del robusto actor australiano Russell Crowe, financiada en su país natal con presupuesto "limitado" bajo co-auspicio de la Universal Pictures.

Peca de cierto egocentrismo tanto en su planteamiento como en su resolución pero, igualmente, he de reconocer su plausible ambición a la hora de ponerse tras el objetivo para atreverse con una crónica de enjundia, aparatosa y de cierto peso dramático que, en ocasiones, deriva en folletín de revisadora divulgación histórica.

Se nota que todavía le queda trecho por andar a la hora de abordar con sutileza situaciones o utilizar la elipsis. Carece de auténtica emoción y eso que la madeja argumental daba para mucha. Está empaquetada con un relamido toque visual y con frialdad. No me provoca escalofrío ni conmoción.

En cuanto a esa falta de estilo achacada por tantos colegas, algo con lo que en parte estoy de acuerdo, no considero que tenga que ser necesariamente un defecto, aunque es verdad que hubiera sido recomendable un algo más esforzado pulimento. Supongo o espero que sea cuestión de tiempo o de irse curtiendo. No todos pueden hacer gala de un oficio, unas maneras y una destreza tan destacables ante una opera prima como las mostradas por el Clint Eastwood de ESCALOFRÍO EN LA NOCHE, el Mel Gibson de EL HOMBRE SIN ROSTRO, el Robert Redford de GENTE CORRIENTE, la Barbra Streisand de YENTL o el Ben Affleck de ADIÓS, PEQUEÑA, ADIÓS, por poner tan solo unos cuantos ejemplos de actores pasados al otro lado del espejo. Hay muchos más, claro.

Tampoco el guión de Andrew Anastasios y Andrew Knight no facilita un mayor lucimiento. Se lo han planteado como uno de aquellos relatos de aquélla peculiar y entrañable revista titulada Reader´s Digest. Peca de dispersión y resulta un batiburrillo excesivo en el que todo –drama, acción, romance- aparece mezclado sin continuidad, a veces inclusive con saltos narrativos demasiado bruscos. Por otra parte, la “love story” insertada, pese a agradecer siempre la presencia de la bellísima y cada vez más en alza Olga Kurylenko, está metida con fórceps.

Pese a tantos peros que igual pueda parecerles contradictorio con la calificación otorgada (un 3 de aprobado, de corrección, de estar más o menos bien) en la que me ratifico, también admito que se sigue con agrado, se mastica higiénica y educadamente con la boca abierta y cerrada y presenta alguna secuencia espectacular, como la de la tormenta de arena.

Argumentalmente, constituye un ajuste de cuentas conciliador con la historia. Con la atroz I Guerra Mundial en general, con la incursión australiana en Turquía –pese a no claudicar del todo, dejando claro por parte del protagonista que era una cuestión de principios- y, concretamente, con las consecuencias de la trágicamente célebre batalla de Galípoli, de infausto reciente recuerdo. De la cual el compatriota Peter Weir realizaría una obra maestra en 1981 de idéntico título y carácter inequívocamente épico y antibelicista a la vez. De hecho, el toque Weir, el de su “mecenas” Ridley Scott o el de Ron Howard flotan lánguidamente a lo largo de su metraje. Inclusive creo advertir que también sobrevuela e influye LEYENDAS DE PASIÓN de Edward Zwick.

Se ve sin enojo, es resultona, sobre todo por sus brillantes imágenes, pero está situada a unas cuantas millas de la verdadera pasión. Es preciosa la canción de los créditos finales, LOVE WAS MY ALIBI de Kris Fogelmark.

José Luis Vázquez

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