Director: Evan Goldberg y Seth Rogen
Intérpretes: James Franco, Seth Rogen, Lizzy Caplan, Randall Park, Diana Bang, Timothy Simons, Reese Alexander, James Yi, Paul Bae, Geoff Gustafson, Anders Holm, Charles Rahi Chun, Eminem, Rob Lowe, Joseph Gordon-Levitt
Sinopsis: Dave Skylark (James Franco), presentador de un conocido programa de entrevistas, y su productor, Aaron Rapoport (Seth Rogen), consiguen una entrevista exclusiva con Kim Jong-Un, dictador de Corea del Norte. Ante tal oportunidad, la CIA les pide un "favorcillo": asesinar a Kim. Pero lo cierto es que Dave y Aaron no son las personas más cualificadas para realizar un magnicidio...
No tenía duda alguna hasta la fecha que el actual –y el anterior y el que le precedió- presidente de Corea del Norte, o cómo demonios se denomine, Kim Jong-Un, es un sátrapa, un sanguinario y patético dictadorzuelo y cuantos epítetos desagradables más quieran aplicarle, pero a partir del estreno de la inaguantable THE INTERVIEW por si tenía alguna ligerísima, ya no me cabe la menor duda de que es también un auténtico cretino. Porque haber causado tantísimo revuelo y “hackear” a la mismísima Sony Pictures, pues no quisiera creer que hubiera sido una estratagema de la multinacional, por una imbecilidad de película como esta, demuestra que su porcentaje de cerebro necesita de un urgentísimo trasplante.
La sal gorda, el trazo grueso, el exabrupto, la hemoglobina más inoportuna mezclada con el discurso más obvio, se funden en esta película-hamburguesa de ni tan siquiera fácil consumo, sino más bien desechable desde prácticamente su mismo comienzo.
El humor estéril, supuestamente salvaje y sin ningún tipo de pudor no me provoca el menor espasmo muscular. Es más de lo mismo de ese tipo de comedias berzas y falta del menor atisbo de inteligencia que asola a un respetable porcentaje del género en el cine norteamericano actual.
Tengo la sensación, o al menos eso es lo que me transmite, que sus protagonistas se creen muy graciosos, pero nada más lejos de la realidad. Su repertorio de muecas, alaridos, histrionismo barato les convierten en sucedáneos de Jim Carrey y similares. Lejos quedan ya los tiempos de un ingenuo pero tremendamente efectivo y mucho más incisivo Jerry Lewis.
Qué lástima haber desperdiciado la oportunidad para poder haber elaborado una sátira mínimamente comestible o digerible sobre un régimen aborrecible, tal como hicieran de manera magistral Ernst Lubitsch y Charles Chaplin con el nazismo, a través de sus magistrales SER O NO SER y EL GRAN DICTADOR. En ambas, sobre todo en la primera, sí había ingenio del bueno, texto, elaboración, gags contundentes y descacharrantes, finísima ironía. Nada de todo ello asoma por aquí, la sensación que me embarga es la de haber asistido a un estridente y chabacano pastiche sin ton ni son que avanza atropellada y fatigosamente hacia un desenlace de opereta, de pésima opereta más bien, sobre una actualizada Guerra Fría.
James Franco continúa siendo un tipo con proyección, pero cuidado con que se siga creyendo más de lo que todavía ha demostrado dar de sí… y ya no me refiero solo en su faceta de actor… sino en sus petulantes pinitos autorales.
Los que sean habituales de mis críticas ya saben la pereza infinita que me entra y la sensación de pérdida de tiempo que me supone tener que referirme a cosas como ésta.
Su visionado debería estar acompañado por una música de réquiem. Inaguantable. Una mamarrachada.
José Luis Vázquez
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