Director: Giuseppe Tornatore
Intérpretes: Philippe Noiret, Jacques Perrin, Salvatore Cascio, Agnese Nano, Brigitte Fosey, Marco Leonardi, Antonella Attiu, Enzo Cannavale, Isa Danieli, Leo Gullota, Pupella Maggio, Leopoldo Trieste
Sinopsis: Cinema Paradiso es una historia de amor por el cine. Narra la historia de un niño de un pueblecito italiano, en el que el único pasatiempo es ir al cine. Subyugado por las imágenes en movimiento, Salvatore cree ciegamente que el cine es magia; pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios y secretos que se ocultan detrás de una película. Salvador va creciendo y llega el momento en el que debe abandonar el pueblo y buscarse la vida. Treinta años después, recibe un mensaje, en el que le comunican que debe volver a casa.
Este sortilegio titulado CINEMA PARADISO trata de la felicidad que provoca el Séptimo Arte, de su belleza, del refugio irremplazable que nos provocan esos habitáculos que irradian magia proyectada en una pantalla, de esas primeras y perdurables sensaciones que nos provocan las películas, del aprendizaje, de los primeros y más gratificantes descubrimientos, como los primeros besos o los últimos, de la lealtad…
También de la amistad, en este caso entre un veterano proyeccionista, Alfredo, y un ilusionado joven, Salvatore, que se verá bendecido por los misterios que le descubrirá el primero acerca de los secretos que se esconden tras la pantalla, de consejos impagables como “hagas lo que hagas, ámalo... como amaste al Cinema Paradiso”, habla de sueños realizados y truncados, habla de lo mejor y más generoso de nosotros mismos.
La dirigió con gracia y talento primoroso el grandísimo cineasta italiano Giuseppe Tornatore (LA MEJOR OFERTA) en el año de gracia de 1989. Se acompañó de un equipo técnico y artístico a su inmensa altura.
El incombustible y genial Ennio Morricone puso banda sonora a la película y, tal vez, la que muchos de nosotros ya utilizaremos irremisiblemente para ponerle melancólicos acordes a los mejores y más placenteros recuerdos provocados por el celuloide.
Philippe Noiret como el operador y Salvatore Cascio como ese pequeño aprendiz de brujo pusieron, y pondrán siempre, emoción y lágrimas en los ojos de muchos de nosotros.
He escrito y hablado cientos de veces sobre este preciado tesoro, creo que todo lo que diga a estas alturas es reiterativo. Pero por Dios y por los Hermanos Lumiére, si alguien todavía no la he visto, salvo que tuviera que hacer frente a citas ineludibles, que se lo plante inmediatamente ante este nuevo peregrinaje vivido en la gran pantalla y no deje pasar la oportunidad. Puede que además nos entiendan un poco mejor a los que para muchos el CINE es adicción, vida, enfermedad sin cura posible… pero ojo, sin descuidar jamás lo verdaderamente importante, el mundo real, el que nos proporciona esas emociones vertidas en pantalla.
Y es que también constituye un homenaje en toda regla a la vida, a la amistad, a los mejores sentimientos de los que somos capaces los seres humanos... también de nuestros desarreglos, amorosos o de otro tipo.
Como colofón, nos regala una impagable antología de besos prohibidos.
José Luis Vázquez
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