Secuela de una producción animada que supuso un apreciable éxito tanto crítico como de público hace tan solo tres años.

En lo fundamental, hace pocas variaciones respecto a su predecesora y vuelve a potenciar sus aspectos más loables: colorido a granel, mensaje ecologista, resplandecientes estallidos visuales, animados bailes, marchosa música sambera y canciones… como esa peculiar I WILL SURVIVE.

Argumentalmente, ofrece alguna novedad. La pareja protagonista de guacamayos, Blue y Jewel, tienen descendencia y la acción se traslada del bullicioso Río de Janeiro a la exuberante selva amazónica. Ambos aspectos sirven para reflexionar livianamente sobre la vuelta a las raíces o la adecuada utilización de los recursos naturales, entre otros asuntillos.

Un personaje que aparece por primera vez en escena, la rana venenosa, se hace fácilmente, a través de su “imposible” historia de amor, con la atención del espectador.

Su humor infantil está si cabe un poco más potenciado pero es llevadero por parte de los adultos. Y sin duda, estas aventuras selváticas despliegan viveza y dinamismo. También vuelve a irradiar una alegría fácilmente trasladable a la sala.

En cambio, como suele ser norma en este tipo de empresas, se deja llevar por lo ya creado por su antecesora y arriesga poco, suena todo a menudo a algo ya visto y oído.

Pero vuelve a ser en lo fundamental una decorosa y atractiva propuesta animada de Blue Sky, la actual filial animada de 20th Century Fox, que ha aportado al género títulos tan notables como LA EDAD DE HIELO y sus tres secuelas, ROBOTS o la recientes e igualmente luminosa EPIC: EL MUNDO SECRETO.

Toda una borrachera de colores dirigida con esmero POR Carlos Saldanha que no supera a la primera pero que mantiene un respetable nivel. Un buen entretenimiento.