Estreno en Royal City

 

El buscavidas (1961)

Director: Robert Rossen

Intérpretes: Paul Newman, Jackie Gleason, George C. Scott, Piper Laurie, Myron McCormick, Murray Hamilton, Vincent Gardenia, Michael Constantine

Sinopsis: Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin importarle el precio que tenga que pagar por ello.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Hay películas y películas… y luego está EL BUSCAVIDAS. Esta obra de capital importancia en la historia del cine americano, del cine en general y de mis recuerdos más íntimos y perdurables, se filmó en 1962, un año fundamental para el devenir del Séptimo Arte, pues en torno al mismo, uno/dos antes otro/dos después, surgieron títulos que acabarían cambiando el sentido de las cosas y el futuro de este compendio de manifestaciones artísticas, como CON FALDAS Y A LO LOCO –este un poco anterior-, MATAR A UN RUISEÑOR, PSICOSIS, DESAYUNO CON DIAMANTES o WEST SIDE STORY.

THE HUSTLER, o sea EL BUSCAVIDAS, es una devastadora, terrible, desoladora historia sobre los sueños rotos y los perdedores. La de Relámpago Eddie Felson, un monumental Paul Newman (en un papel inicialmente reservado para Jack Lemmon que lo rechazó por otra joya, DÍAS DE VINO Y ROSAS), un as del billar que conocerá el envés de los sueños. De la tullida y alcohólica Sarah Packard, una sorprendente Piper Laurie. Del elegante y estiloso Gordo de Minnesota, inolvidable Jackie Gleason, campeón de campeones en el juego del billar. O de ese cínico sin escrúpulos encarnado por George C. Scott. También de Myron McCormick, Vincent Gardenia, Murray Hamilton… y hasta sale en un pequeño papel Jake La Motta… ¿recuerdan TORO SALVAJE?

Todos aprisionados por la cargada atmósfera y la asfixiantemente brillante cámara de Eugene Shuftan… que los expone al máximo de emulsiones de sus gestos más reveladores y determinantes... En forma y espíritu, gastaría  una luz muy expresionista, cercana a los grandes hitos del género negro de los 50.

Pero finalmente lo que se nos muestra es un enorme retrato sobre la condición humana en sus aristas menos gratas y complacientes. Mediante una magistral puesta en escena del perseguido –por el nefando McCarthy- Robert Rossen, plagada de tintes realistas y sobriamente tiernos.

Las miradas oblicuas, la forma de desenvolverse por el plano, los rictus de Paul Newman constituyen un añadido fundamental para ello y todo un recital de primer nivel.

Lo es también la dirección artística, creando ambientes de una gran veracidad y escrupulosidad descriptiva. Fue uno de los dos Oscar que obtuvo junto al de la fotografía.

Sin duda, fue una película que se adelantaría a su tiempo, moderna y clásica a la vez, que refleja una particular épica de la derrota. Imposible olvidar el rostro de un abatido Newman tras la gran partida, algunas de las frases demoledoras que escupe Scott o esos diálogos cargados de amargura y desesperación entre Newman y Laurie.

El campeón Willie Mosconi adiestraría a los protagonistas, hasta tal punto que casi todas las jugadas que se ven fueron ejecutadas por los actores, salvo el impresionante massé (ese ataque de la bola con el taco en posición vertical) que sería llevado a cabo por el propio Mosconi.

Una honda, profunda reflexión sobre el fracaso y sus consecuencias, sobre la impostura, sobre algo tan querido de la cultura americana como la cultura del éxito… puesta en solfa.

Imprescindible, indispensable.

 

 

 

José Luis Vázquez

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