Estreno en Royal City

 

El médico (2013)

Director: Phillip Stölzl

Intérpretes: Tom Payne, Olivier Martinez, Stellan Skarsgård, Ben Kingsley, Emma Rigby, Michael Jibson, Elyas M'Barek, Makram Khoury, Dominique Moore, Fahri Yardim

Sinopsis: Adaptación de una novela histórica de Noah Gordon que se convirtió en un best-seller (1986). Ambientada en Inglaterra, en el siglo XI, narra la historia de Rob Cole (Tom Payne), un joven que se queda huérfano al morir su madre víctima de una extraña enfermedad. Esta circunstancia lo anima a irse a Persia a estudiar medicina bajo la tutela del sabio doctor Ibn Sina (Ben Kingsley).

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Sobre médicos de pobres, y parcialmente de ricos o poderosos, recuerdo –entre decenas- con especial cariño títulos tan adorables como LA MELODÍA DE LA VIDA de Gregory La Cava, LA CIUDADELA de King Vidor, SINUHÉ EL EGIPCIO de Michael Curtiz o RESTAURACIÓN de Michael Hoffman, éstos dos últimos de lo que es dado en denominar, no muy certeramente, cine de época. Pero utilizo el término para que me entiendan mejor. EL MÉDICO viene a sumarse a ese nutrido y valioso  listado.

Estrenada tras casi treinta años de su gestación literaria, esta adaptación alemana de la popular novela de Noah Gordon, se revela como un trabajo estimable, ameno e inteligentemente divulgativo. Como una de esas superproducciones hollywoodienses de toda la vida, antiguas en su más loable sentido.

Y ello para contarnos un asunto permanente, vigente, de rabiosa actualidad. El de la ciencia, el de la luz enfrentada a los extremismos  religiosos de cualquier tipo. No es nada complicado hacer un ejercicio comparativo con la actualidad.

De paso, hace justicia a un Islam medieval que consiguió mantener durante un tiempo la convivencia de religiones y pensamientos, preservar los conocimientos grecolatinos, la inmensa fuente de sabiduría de mentes lúcidas tan indispensables como Aristóteles o Hipócrates. Un Oriente abierto e ilustrado al que sus pespuntes más fundamentalistas llevaría a la oscuridad, como sucedía en la Europa sometida del momento. Un nuevo capítulo de esa historia siempre inconclusa de la razón enfrentada al fundamentalismo.

Ambientación y dirección artística rayan a enorme altura. Y ese look al estilo LOS PILARES DE LA TIERRA, la estupenda serie producida por Ridley Scott, le sienta muy bien. Además, este tipo de temáticas cuentan de partida con el beneplácito del espectador actual. Hay mucho interés por aquellos tiempos pretéritos que pueden explicar mucho de ahora y de nosotros mismos.

El deambular de Rob Cole, de su paulatina zambullida para conseguir ser  galeno, pues el recuerdo de la muerte por el mal de las costillas de su madre le acompañará y obsesionará durante su existencia, está perfectamente incrustado en ese contexto y en un relato capaz de condensar en dos horas y media el enorme caudal de personajes y contenidos que alberga el original. Algo así como la operación emprendida con EL NOMBRE DE LA ROSA, pero sin tan definitivo alcance.

Al igual que la espléndida versión de Jean-Jacques Annaud, es la demostración de que la unión de diversos países europeos, no tiene por qué degenerar en galimatías, sino todo lo contrario, en algo bastante atractiva, alejado de cualquier atisbo de grandilocuencia o exceso, capaz de utilizar adecuadamente los medios materiales para ofrecer un espectáculo deslumbrante, que se sigue en todo momento con la máxima atención.

El germano Philipp Stölzl agita adecuadamente en su cámara-coctelera todo tipo de ingredientes, desde los puramente aventureros hasta los discretamente reflexivos, pasando por los sentimentales, los épicos, los históricos o los puramente dramáticos.

Buenos actores, como los jóvenes Tom Payne y Emma Rigby, o los más veteranos, como Ben Kingsley en el rol del mítico médico Ibn Sina u Oliver Martinez como un particular, amistoso y tirano, como perfectamente le espeta el protagonista ante el requerimiento de aquél, dan enjundia interpretativa al asunto.

Es cine esteticista, narrativo, muy bien empaquetado y de origen europeo. Igual este es el camino para competir contra el casi indestructible coloso norteamericano: buenos profesionales, buenas historias, buena labor de producción. Ojalá se acabe convirtiendo en un hábito.

 

José Luis Vázquez

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