Director: Peter Bogdanovich
Intérpretes: Ryan O'Neal, Tatum O'Neal, Madeline Kahn, John Hillerman, P.J. Johnson, Jessie Lee Fulton, James N. Harrell, Lila Waters, Noble Willingham, Bob Young, Randy Quaid
Sinopsis: Estados Unidos, años 30. Durante la época de la Gran Depresión y la Ley Seca, un estafador de poca monta que intenta vender biblias a las viudas, se hace cargo a regañadientes del cuidado de la hija de una antigua amante. La niña no sólo aprende rápidamente todos los trucos del oficio de su protector, sino que incluso le ayuda, en algunas ocasiones, a salir de apuros. Una comedia dramática con excelentes críticas, especialmente en Estados Unidos.
El cineasta neoyorquino Peter Bogdanovich acababa de realizar en los dos años anteriores y sucesivos a la fabricación de esta LUNA DE PAPEL, sendas obras maestras en el campo del melodrama rural y de la comedia de slapstick, LA ÚLTIMA SESIÓN y ¿QUÉ ME PASA, DOCTOR?.
Con la primera de ellas mantendría el vínculo de haber sido rodada en blanco y negro, con ambas el considerable grado de cinefilia que atesoran sus imágenes. En esta ocasión, las influencias chaplinescas serían, son, evidentes. También de Ford (el funeral del inicio es buena prueba de ello).
PAPER MOON, tal es por una vez el concordante título original, es una “road movie” ambientada en la Kansas de la Gran Depresión, en espacios abiertos y en caminos polvorientos. Narra un itinerario tanto físico como moral, pero entendido este último en su sentido más lúdico y menos sermoneador.
Está concebida desde un registro evocador no solo de la época sino de un cine clásico y jovial. Y está teñida de una nostalgia y una melancolía que la hacen especialmente atractiva.
Trata de pícaros, de avispadas niñas, de trapisondistas de todo tipo y de una América atenazada por Biblias de quita y pon.
Es una parcialmente tristona y feliz comedia retro y nostálgica basada en un excelente guión de Alvin Sargent, que a su vez bebía en la fuente de una novela de David Brown, ADDIE PRAY, en alusión a la cría de nueve años que coprotagoniza el relato.
Despliega un humor alejado de cualquier tentación burda, inteligente, refrescante, reconstituyente.
El blanco y negro le sienta espléndidamente. Laszlo Kovacs fue el encargado de teñir la pantalla de esta tonalidad con gran brillantez.
Hay un diálogo entre Tatum O´Neal y Madeline Kah que resulta memorable. Ambas serían nominadas al Oscar en el apartado de secundarias, obteniéndolo la primera y siendo en ese momento -1974- la actriz más joven en obtenerlo con tan solo diez años. Años más tarde, la destronaría la Anna Paquin de EL PIANO.
El duelo de Tatum con su padre ficticio y en la vida real, Ryan, perdurable en el recuerdo de los cinéfilos por BARRY LINDON o la propia ¿QUÉ ME PASA, DOCTOR?, es uno de los muchos aspectos gratificantes que bañan a esta historia de acercamiento, amor paterno-filial y comprensión.
Un verdadero trallazo al corazón.
José Luis Vázquez
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