Director: Tom Hooper
Intérpretes: Francesca Hayward, Jennifer Hudson, Judi Dench, Taylor Swift, Ian McKellen, James Corden, Idris Elba, Jason Derulo, Laurie Davidson, Rebel Wilson, Robert Fairchild, Steven McRae, Eric Underwood, Ray Winstone, Zizi Vaigncourt-Strallen, Mette Towley, Melissa Madden-Gray, Bluey Robinson, Aaron Jenkins, Yasmin Harrison
Sinopsis: Adaptación del famoso musical de Andrew Lloyd Webber, 'Cats'. La trama gira en torno a una tribu de gatos -los Jellicles- durante la noche del año en que toman su más trascendente elección: la de decidir cuál de ellos renacerá en una nueva existencia... La producción teatral de Londres estuvo 21 años en el West End -la 6ª producción más veterana de la historia londinense- y la producción teatral de Broadway estuvo 18 años de forma ininterrumpida, la 4ª más veterana de la escena neoyorquina.
Ni mucho menos es el fiasco morrocotudo que han dicho tantos ni mucho más la película que casi nadie ha ponderado y que hubiéramos esperado varios. CATS, basado en un musical ya mítico en Broadway (no voy a recurrir esta vez a datos y cifras agotadoras), es un producto extraño, pálido por momentos, algo desmayado, pelín plomizo, al que le cuesta arrancar… con una hora inicial un tanto roma y cuarenta minutos finales más rutilantes, coincidentes con los mejores números del espléndido libreto musical del especialista Andrew Lloyd Webber (JESUCRISTO SUPERSTAR, EVITA, EL FANTASMA DE LA ÓPERA), a partir de la colección de poemas OLD POSSUM´S BOOK OF PRACTICAL CATS/EL LIBRO DE LOS GATOS HABILIDOSOS DEL VIEJO POSSUM de T. S. Elliot. El punto de partida y la trama principal gira en torno a una sola noche y a una tribu de gatos, los Jellicles (Jélicos en español), que tienen que decidir cuál de los suyos a la capa Heaviside y disfrutará de una nueva vida.
Entiendo que de partida haya causado repelús ese vestuario gatuno rociado o aplicado digitalmente con pieles o pelaje sobre humanos, pero tampoco ello me parece motivo suficiente para el repudio tan contundente… como han aseverado un buen puñado de colegas.
Digo, eso sí, que tal vez el guion debería haber tenido un mejor pulido, que hubiera sido de agradecer haber resultado más clarificador para una amplia capa de espectadores, sobre todo teniendo en cuenta que una considerable parte de estos puede que no sean demasiado fans del musical y de éste en concreto (no es menos cierto que los también nutridos seguidores lo suelen, lo solemos ser casi incondicionalmente. Aprovecho la ocasión para reivindicar otro empeño relativamente reciente de hace cinco años, este de Disney, que pasó sin pena ni gloria por la cartelera, INTO THE WOODS, ciertamente también sombrío y esplendoroso a la vez.
Digo también que Tom Hooper (como igual pueda suceder con el inminente Spielberg de WEST SIDE STORY, pues salvo que se apoyen en algún coreógrafo brillantísimo como hiciera Robert Wise con Jerome Robbins para la primera versión de la actualizada historia de Romeo y Julieta en el pandillero West Side neoyorquino, el reto puede tener su enjundia), excelente director por otra parte (ahí están para atestiguarlo EL DISCURSO DEL REY, LA CHICA DANESA y especialmente LOS MISERABLES, en el que el formato sonoro y bailongo creo que no suponía tanto “riesgo”, pues estamos hablando que el que aquí me ocupa contaba de partida con una legión de fans que podían ser mucho más inmisericordes que con la adaptación de la obra universal de Victor Hugo) tal vez no fuera el más adecuado para esta empresa pese a su extraordinaria capacitación técnica y narrativa.
El caso es que esta adaptación ha acabado siendo presentada ya casi en sociedad como la última debacle de Hollywood, de una larga, extensa nómina que habría que revisar adecuadamente porque nos podríamos llevar muchas gratas sorpresas al cabo del tiempo y con la perspectiva que otorga éste. Todo a veces, acaba siendo muy relativo. No se olvide que en su momento obras hoy en día incuestionables como ¡QUÉ BELLO ES VIVIR! o LA FIERA DE MI NIÑA obtuvieron descalabros monumentales en cuanto al favor del público.
Lo que sí parece resultar incomprensible es que el copión final ha llegado a las salas sin haber sido finalizado, algo que resulta inconcebible en una industria tan profesional como la norteamericana y con un título tan ostentoso y publicitado. Se han insertado con mucha prisa una serie de retoques digitales que tampoco es que hayan variado demasiado la situación de mala recepción por parte de público y crítica.
A lo mejor cierto goteo propio de quien se acerca a las salas en estas fechas pueda ir en su beneficio, al menos de cara a la taquilla.
Yo me quedo con un espectáculo extrañamente mortecino, con la maravillosa irrupción de una angelical gatita (Francesca Hayward… Victoria), primera bailarina del Royal Ballet del Covent Garden londinense, también con un reparto en el que da gusto siempre disfrutar con la presencia y voces de Judi Dench o Ian McKellen (de actualidad en la cartelera por su personaje de carterista en la notable –no la dejen pasar- LA GRAN MENTIRA)… o un James Corden estupendo como Bustopher Jones. También con algún nuevo tema compuesto –por el propio Lloyd Weber y por otra de las componentes del elenco, Taylor Swift- expresamente para la ocasión como el BEAUTIFUL GHOSTS, el único elemento que ha obtenido una nominación para los Globos de Oro. Y, por supuesto, las dos versiones de CATS –qué voz la de Jennifer Hudson, recuérdese, Oscar como mejor actriz de reparto por su composición de Effie White, inspirada en la componente de las Supremes, Florence Ballard- absorben especialmente el asunto canoro, aunque el resto de canciones no son nada pero que nada desdeñables. Por último, con una ambientación con un raro poder de fascinación, como de otra época con insertos propios de las nuevas tecnologías.
Parece que Universal Pictures (MAMMA MIA, LOS MISERABLES), a la cual agradezco enormemente su perseverancia y riesgo en continuar manteniendo la antorcha de tan maravilloso género que nunca ha cuajado especialmente en España salvo títulos puntuales (carecemos tal vez de tradición, si exceptuamos la zarzuela), va a pinchar esta vez en hueso. Veremos como el futuro trata a este vástago gatuno. Supongo que también hay que tener en cuenta que no es este un musical demasiado popular entre la gente joven, que son precisamente quienes copan las salas aplastantemente en los últimos años. Todo suma en su detrimento.
Pero fíjense qué curioso, tengo previsto programarla en una de mis sesiones de VOS y me entran ganas de volver a verla. Supongo que lo mío es adicción pura y dura. Y que dure.
Nota: Vista por segunda vez la he disfrutado más. No descarto hacerlo una tercera. Las canciones -la impresionante MEMORY es imposible cargársela, tendrían que hacerlo rematadamente mal- y los números por sí mismos, por separado, son excelentes. Ni mucho menos me parece el desastre que han proclamado tantos, ni por lo más remoto. El tiempo en cualquier caso dirá. Y no manifiesto esto por llevar la contraria porque sí, pues tanto me incomoda eso como dar permanentemente árnica porque sí. Creo que es cuestión de acostumbrarse a sus chocantes ropajes digitales, pero los rostros poseen expresividad más que suficiente y una rara fascinación y la escenografía resulta brillante. Tal vez el guion hubiera requerido de una mejor o más rotunda hilazón. La subo un punto.
José Luis Vázquez
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