Director: Jill Culton y Todd Wilderman
Intérpretes: Animación.
Sinopsis: Yi es una adolescente más en la enorme ciudad de Shanghai. Un día, se encuentra a un joven yeti en la azotea de su edificio. La supuestamente "abominable" criatura, que se ha escapado del laboratorio donde estaba encerrado, está siendo buscada por toda la ciudad. Junto con sus ingeniosos amigos Jin y Peng, Yi decide ayudarle a huir, le bautizan como "Everest" y los cuatro se embarcan en una épica aventura para reunir a la mítica criatura con su familia en el pico más alto del mundo.
No posee ni mucho menos la animación más brillante surgida en producciones de estas características, ni tan siquiera su línea narrativa obedece a ningún argumento medianamente original, pero no es menos cierto que la veo con agrado y algunas de sus imágenes desprenden el suficiente encanto como para ser fácilmente deglutida.
Incide mediante tono y maneras infantiles, familiares, empalagosillas incluso, en el mito kingkonesco o el de la bella y la bestia, que tan vigente ha seguido continuando a lo largo de lo que llevamos de siglo, de década, a través de títulos como la deslumbrante aportación de KING KONG de Peter Jackson, la preciosa versión Disney con personajes reales LA BELLA Y LA BESTIA, la notabilísima y trepidante KONG: LA ISLA CALAVERA y recientemente SMALLFOOT (también animada y ligeramente superior a ésta).
Precisamente un joven yeti, junto a una sensible adolescente, vuelve a ser quien acapara la atención de esta muestra tan solo pasable. El juguetón monstruo, en realidad casi un bebé, no está diseñado argumentalmente con ningún aditamento extra o complejidad salvo el mostrarse como un simpático peluche gigante que hará exclusiva y puede que única gracia a los niños.
Tampoco técnicamente, valorando siempre lo conseguido por buenos profesionales tras un arduo trabajo, ofrece novedad de ningún tipo o algún aspecto relevante. Como ha señalado algún colega, su renderización por ordenador no resulta muy allá y la simpleza de los personajes queda patente desde los primeros compases. Sí, en cambio, presentan interés algunas bellas estampas paisajísticas o de carácter fantasioso.
Pese a aranceles y guerras comerciales, responde a esa cada vez mayor colaboración e introducción en todas sus manifestaciones del imperio chino en el mismísimo Hollywood. Un cruce que en lo cinematográfico no ha dado hasta la fecha logros destacados, pues nada como lo original norteamericano, aunque en ocasiones se hayan revelado como fructíferas su colaboración con otras cinematografías, especialmente la británica, con la que comparte algo tan fundamental como un idioma y un pasado en común (a los españoles nos pasa igual con los argentinos, entre otros ejemplos).
Cumple su cometido de hacer pasar el rato, no resulta cargante en ningún instante, pero no es un título que creo vaya a figurar en ninguna antología del género… lo cual ello no siempre es necesariamente criticable o rechazable. Pero no creo que sea este el caso de hacer ninguna excepción, pues lo resultante es un producto medio que sirve sin más para cubrir expediente y distraer a los pequeños de la casa en una de estas tardes relativamente –por aquello del inusual calor- otoñales.
José Luis Vázquez
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