Estreno en Royal City

 

Ayla: La hija de la guerra (2017)

Director: Can Ulkay

Intérpretes: Çetin Tekindor, Ismail Hacioglu, Kyung-jin Lee, Kim Seol, Ali Atay, Damla Sönmez, Murat Yildirim, Taner Birsel, Cade Carradine, Kim Byoungsoon, Meral Çetinkaya, Johnny Young, Mehmet Esen, Altan Erkekli, Caner Kurtaran, Büsra Develi, Sinem Uslu, Nilgün Kasapbasoglu, Erkan Petekkaya, Burç Kümbetlioglu, Claudia Memory Monroe, Duygu Yetis, Ali Barkin, Esra Dermancioglu, Ilber Gurtunca, Koray Ergun, Toygan Avanoglu, Mine Teber, Kang Yeon Jeong, Halil Kumova, Chaby Han, Mert Hepcan

Sinopsis: En 1950, en medio de los estragos de la Guerra de Corea, el sargento Süleyman se encuentra a una niña medio congelada, sin sus padres y sola. Frenética, asustada y al borde de la muerte, esta niña atrapa el corazón de Süleyman, que arriesga su propia vida para salvarla. No conociendo su nombre e incapaz de comunicarse con ella, Süleyman ls llama Ayla, en reminiscencia de la luna en la fatídica noche en la que se encontraron. Los dos forman un vínculo instantáneo e inseparable. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

“Los padres siempre luchan por sus hijos y viven por las promesas que le hicieron. Volveré” (Süleyman Dilbirligi)

 

La cita con la que encabezo esta reseña pertenece a un personaje real, el protagonista de AYLA: LA HIJA DE LA GUERRA, Süleyman Dilbirligi, un héroe otomano de la guerra de Corea.

Esta producción, de idéntica nacionalidad, fue la seleccionada por Turquía para competir en la pasada edición de los Oscar. Intermitentemente he ido viendo ya unas cuantas películas procedentes del país de la bandera roja y la media luna y estrella blanca. La última, magnífica, un desgarrador retrato sobre la situación de la mujer en zonas rurales en ese enclave que supone la puerta de Europa a Oriente Próximo titulado MUSTANG.

AYLA no tiene nada que ver con ésta ni en la forma, ni el fondo, ni en las intenciones, pero no por ello no solamente no es desdeñable, sino que desprende un encanto vetusto que me provoca una inevitable simpatía.

Digo más, su realización tal vez pueda resultar pedestre en alguno de sus pasajes, rústica, elemental, pero eso es lo que le confiere su relativa singularidad. Parece cine como el de antes con unas cuantas bien resueltas secuencias de acción y un tono acusadamente lacrimógeno, sobre todo en su tramo final, que no le sienta nada mal al carácter conmovedor, lastimero por momentos y edificante del que se encuentra impregnado el relato.

Este en esencia no es otro –tramas amorosas colaterales aparte- que el vínculo que se establece entre un soldado y una niña coreana de 5 años a la que rescata de una muerte segura y a la que le otorga su protección hasta una separación obligada. Y hasta aquí puedo contar.

Es cierto que Can Ulkay, el firmante de esto, apuesta por líneas seguras y no se complica en exceso, vamos, que tira de melodrama puro y duro, de folletín de manual incluso y hasta de algún pasaje impactante, como el alusivo a la actuación de Marilyn Monroe ante las tropas estadounidenses, pero lo hace con aplomo y con la fe del que cree en lo que está contando. De ahí que me muestre indulgente con algunos trazos de cámara un tanto ingenuos, incluso de una candidez que resulta encandiladora.

No supone ningún logro especial, pero sí una bonita y estéticamente cuidada película calientacorazones de aleccionadora estela paterno-filial.

José Luis Vázquez

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