Director: Chad Stahelski
Intérpretes: Keanu Reeves, Halle Berry, Ian McShane, Anjelica Huston, Laurence Fishburne, Lance Reddick, Asia Kate Dillon, Jason Mantzoukas, Mark Dacascos, Yayan Ruhian, Cecep Arif Rahman, Robin Taylor, Tobias Segal, Saïd Taghmaoui, Jerome Flynn, Randall Duk Kim, Margaret Daly, Susan Blommaert
Sinopsis: John Wick (Keanu Reeves) regresa a la acción, solo que esta vez con una recompensa de 14 millones de dólares sobre su cabeza y con un ejército de mercenarios intentando darle caza. Tras asesinar a uno de los miembros del gremio de asesinos al que pertenecía, Wick es expulsado de la organización, pasando a convertirse en el centro de atención de multitud de asesinos a sueldo que esperan detrás de cada esquina para tratar de deshacerse de él. (FILMAFFINITY)
Pese a las magníficas críticas cosechadas, vuelvo a corroborar que mi reserva no era infundada, pues partía de lo que ya me habían provocado sus dos antecedentes previos (subtitulados OTRO DÍA PARA MATAR y PACTO DE SANGRE), que por otra parte habían satisfecho a muchos (tanto de la crítica como del público), aunque en mi caso me dejaran más bien indiferente. Me refiero a ese nuevo héroe de acción llamado John Wick en la que es la tercera entrega de sus acrobacias.
Esa es precisamente su cara y su cruz… las ingentes acrobacias con que están salpicadas sus dos horas y diez minutos, y que confieso me acaban aturdiendo casi desde el mismo comienzo. Sin duda están exquisitamente filmadas, pero a la vez, acaban restando verosimilitud, incertidumbre dramática a lo narrado, reduciendo el cine a una mera competición atlética sin más, de cantidad exhaustiva más que de calidad. Ni rastro de un guion o de un argumento merecedor de ser considerado como tal, que siguen patrones previsibles, sin ningún golpe de gracia o imaginación más que la mera acumulación de escenas de violencia a cuál más espectacular, pero sin sustancia, sabiendo que cada resolución de las mismas va a finalizar siempre igual.
Ofrece, eso sí, aparte de esas volatineras que encandilan a tantos, algunas deslumbrantes y barrocas imágenes (está bien fotografiada, exquisitamente utilizada la luz) puestas al servicio de la nada. El director de esta y de sus dos anteriores entregas, Chad Stahelski, no me parece precisamente el colmo de la sutileza, aunque supongo que no era esa su principal intención cuando firmó la primera entrega en 2014, no estrenada en España en salas comerciales, pero de gran éxito en plataformas y en el cada vez más escaso mercado de dvd y blu-ray.
Por otra parte, otro de sus supuestamente mayores reclamos, la pétrea apostura del asesino encarnado por Keanu Reeves, el John Wick de marras, que le ha supuesto el relanzamiento de su alicaída carrera, no contribuye tampoco a provocarme ninguna emoción. Tampoco lo hacía el Alain Delon de EL SILENCIO DE UN HOMBRE, pero en este precisamente sus silencios, su sigilosa actitud de samurái me generaban fascinación, hipnotismo. No me sucede lo mismo con el protagonista de MATRIX, algunos de cuyos brutales –de tan exagerados acaban resultando paródicos- numeritos bien podrían ser deudores de la referencial obra de los hermanos –convertidas desde hace un tiempo en hermanas- Wachowski, a la que reconozco su importancia, pero que no me vuelve loco. Supongo que en ello puede influir que cada vez me esté quedando más obsoleto, más en la época Cuaternaria en lo que a los avances tecnológicos se refiere, pues soy casi de los que todavía casi utilizan la pluma de ganso –eso no, pero el bolígrafo sí- para los escritos originales.
Supongo que la mayoría de quienes asistan a verla no se sentirán defraudados, porque despliega justamente lo que supongo van buscando. Algunos colegas dicen que es más oscura y pesimista que sus dos capítulos anteriores. Será cuestión de verlas algún día de una tacada y poder comprobarlo, pero en este momento de mi existencia no soy capaz de captar dichos matices… ni estoy por la labor. En mayor o menor medida, las tres aportaciones me resultan igual de estridentes y faltas de alma.
José Luis Vázquez
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