Estreno en Royal City

 

Viva la vida (2019)

Director: José Luis Berlanga

Intérpretes: Pablo Chiapella, Laura Romero, Guillermo Montesinos, Ferran Gadea, Lola Moltó, Diego Braguinsky

Sinopsis: Juan pone como aval su casa en un negocio y acaba perdiéndola. Su mujer, Ana, ajena a esa realidad, sigue viviendo en la opulencia y el derroche hasta que un traslado a la casa de los padres de Juan hace evidente la ruina. Allí tendrá que lidiar con un suegro gruñón y egoísta, una suegra adicta al gintónic de Agua del Carmen y un cuñado militar que finge enfermedades para estar siempre de baja. Sin embargo, mientras Juan persigue quimeras alentado por su socio Ximo, Ana se embarcará en un nuevo camino personal en el que irá obteniendo beneficios del negocio familiar de la fontanería y algún que otro trapicheo de dudosa legalidad.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 1 estrellas

La vida, sí, por supuesto, que viva… esta película en absoluto. Sospecho que acabará en el baúl de los olvidos con causa, llave y candado.

Ya lo vengo comentando con motivo de algunos otros estrenos, menuda rachita la que llevo este año con la comedia española… con un pleno hasta la fecha de 8 muestras que han constituido otros tantos fiascos en mayor o menor medida.

Y es que ya sí que no basta para tapar sus poquedades con poner al frente del reparto a monologuistas de primera –en su caso lo pongo como mero ejemplo, nada tiene que ver con esto-, como Dani Rovira, que dieran brillantemente el salto a la gran pantalla –y llegó a presentar muy bien la gala de los Goya-, pero que en los últimos tiempos se están exponiendo y quemando en exceso. O a populares actores televisivos, como sí es el caso que aquí cuenta, de Pablo Chiapella, conocido principalmente por su Moncho Heredia de AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA o el Amador Rivas de LA QUE SE AVECINA (no he seguido ninguna de estas dos series de las que amigos fiables me han comentado que son resultonas, pero el nombre de este intérprete sí me sonaba dada su larga estela en antena).

Lo que en las mismas podía funcionar bajo ese formato de sitcom que ya hemos acabado adoptando por estos pagos (otra copia de los norteamericanos), esta vez, bajo barniz cinematográfico –que al fin y al cabo debería dar lo mismo- acaba convirtiéndose en ineficacia contante y sonante, en nula creatividad.

Evidentemente no sería justo que cargara sobre su figura la responsabilidad, el naufragio de esta inane y malograda empresa en la que apenas aguante el tipo.

El problema es de base, de raíz, de texto y, por supuesto, de roma puesta en escena (por cierto, de José Luis Berlanga, el hijo mayor –quién lo diría- del genial Luis García Berlanga, infausto director igualmente de BARRIOS ALTOS en 1987… y creo que no ha firmado más hasta la fecha, ni falta que hace visto lo visto). Todo resulta tan plomizo y plano que no hace falta ver mucho más allá de los primeros minutos para saber que el barco acabará yendo a la absoluta deriva.

Escándalos urbanísticos, negocios ruinosos, otra vez chinos (no lean en esto desprecio por mi parte), falsas opulencias, marihuana, suegros mostrencos, mujeres resolutivas, conforman una trama carente de cualquier tipo de interés. Ninguno de sus focos argumentales acaba de arrancar en ningún momento y la cosa se acaba reduciendo a gracietas de tres al cuarto, sin chispa alguna. Alguna broma racista me provoca incluso sonrojo.

La inclusión del valenciano y de un refranero de chichinabo –disculpen la expresión, seguramente me habré contagiado por el lenguaje exhibido- acaban por rematar penosamente la faena.

No aguanto hasta el final, claro, la salud mental es lo primero.

José Luis Vázquez

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