Director: Robert Girault
Intérpretes: Jim Caviezel, Maria de Medeiros, Anthony Howell, Maarten Dannenberg, Iñigo Galiano, Jaime Adalid, Ricard Sales, Tania Watson, Saturnino García
Sinopsis: Jim Caviezel, Maria de Medeiros, Anthony Howell, Maarten Dannenberg, Iñigo Galiano, Jaime Adalid, Ricard Sales, Tania Watson, Saturnino García
Esta mezcla de documental y ficción, esto es, de docuficción, presentaba inicialmente el suficiente interés –temático, incluso interpretativo pese a su asumida recreación y carácter un tanto forzado- que no acaba siendo plasmado en pantalla. Un resultado chato para una de las búsquedas más importantes de la Humanidad, como ha sido la del Santo Grial (los nazis invertirían tiempo, kilómetros y dinero en generosas dosis), la copa en la que bebió Jesucristo durante la Última Cena.
Esta mezcla de documental y ficción, esto es, de docuficción, presentaba inicialmente el suficiente interés –temático, incluso interpretativo pese a su asumida recreación y carácter un tanto forzado- que no acaba siendo plasmado en pantalla. Un resultado chato para una de las búsquedas más importantes de la Humanidad, como ha sido la del Santo Grial (los nazis invertirían tiempo, kilómetros y dinero en generosas dosis), la copa en la que bebió Jesucristo durante la Última Cena.
Sigue una típica línea de investigación casi de investigación detectivesca que intenta facilitar las cosas, pero que carece de envergadura dramática y de ritmo. La trama se acaba apelmazando y resultando escasamente amena.
El -parece ser- muy religioso en la vida real Jim Caviezel dispone de una presencia física poderosa aquí desaprovechada, es ese narrador que poquito aporta al sarao. Es un mero conductor sin mayor implicación ni chicha. Supongo que para sus autores les habrá venido bien que encabece el cartel, siempre teniendo en cuenta que esta es una producción de vuelos limitados pese a sus dos primeros espadas actorales.
En cambio, y aunque se ve igualmente sometida a las servidumbres de este tipo de relatos dramatizados, agradezco contemplar lo bien que ha madurado la muy atractiva María de Medeiros, el otro polo interpretativo que supone un reclamo.
Indudablemente, la historia en sí misma posee la inherente curiosidad propia de uno de los grandes enigmas que ha sacudido a la Humanidad a lo largo de los siglos.
Por supuesto, voy a dar por descontado que lo narrado se ajusta a hechos, pues soy tan lego en la materia como en curso acelerado de fontanería aplicada o algo parecido.
Es una lástima que, con tan apasionante material de partida, me sienta gélido cuando salen los créditos finales.
Exclusivamente destinada a completistas del asunto de marras. Y, aun así, el que esté ducho en el tema me da que solo va a acceder a datos ya conocidos o básicos (lo mejor o más llevadero, los pasajes en los que salen a escena tantos reyes católicos como musulmanes).
El resto, abstenerse, o bueno, hagan lo que quieran, sería el colmo que alguien les tuviera que decir lo que tienen que ir a ver o no. Pero reparen si la economía casera les limita a lo estrictamente selecto, y como tal, considero aquello que les entretenga, porque entonces no estaría mal que se lo pensaran: Y ni muchísimo menos es de lo peorcito visto en este primer cuarto de 2019.
José Luis Vázquez
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