Estreno en Royal City

 

Trapecio (1956)

Director: Carol Reed

Intérpretes: Burt Lancaster, Tony Curtis, Gina Lollobrigida, Katy Jurado, Thomas Gómez, Gérard Landry, Minor Watson

Sinopsis: Mike Ribble era uno de los pocos trapecistas capaces de hacer el triple salto mortal. Sin embargo, tras sufrir un accidente con el trapecio, se vio obligado a trabajar como tramoyista. Tino, el hijo del gran trapecista Orsini, lo busca para que le enseñe a ejecutar el triple salto. Desgraciadamente, entre los dos se interpone Lola, cuyo único afán es triunfar en el circo sirviéndose de su belleza. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

TRAPECIO no solo es una excelente película de ambiente circense, que lo es, hasta el punto de considerarla entre las tres mejores que se hayan rodado jamás –a fecha de abril de 2019- sobre la materia junto a EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO y EL FABULOSO MUNDO DEL CIRCO, sino un poderosísimo y extraordinario melodrama.

Preciso más. Es una apasionante relación triangular en la que, por momentos da la sensación de que el vértice femenino del mismo está un tanto de más. Para mayor rigor y comparativa cinéfila previa, algo así como lo que también pasaba en GILDA, una encubierta y sutilmente sugerida relación de homosexualidad.

En esta son Glenn Ford, Rita Hayworth y George Macready quienes la conforman, y aquí Burt Lancaster, Tony Curtis y Gina Lollobrigida. En especial los dos primeros están soberbios y la Lollo es un magnífico y exultante acompañamiento.

Es otra demostración y prueba palpable de que su director, Carol Reed, ha sido uno de los mejores cineastas británicos de todos los tiempos. Y conviene remarcarlo bien remarcado porque durante mucho tiempo se le ninguneó adjudicando la dirección de su TERCER HOMBRE a Orson Welles. Algo que el tiempo ha demostrado infundado. Otra cuestión es la probable influencia que pudiera haber ejercido el genial colega estadounidense en esta y en alguna otra de sus obras.

Pero de Reed les recomendaría igualmente, en un repaso somero y a vuela pluma, otros 8 trabajos suyos (y conste que podría recurrir a su filmografía completa y quedar a casi idéntica y elevadísima altura): el que sería su segundo arrasador éxito en las postrimerías de su carrera, el musical OLIVER, el impresionante LARGA ES LA NOCHE, EL NIÑO Y EL UNICORNIO, EL ÍDOLO CAÍDO, EL DESTERRADO DE LAS ISLAS, SE INTERPONE UN HOMBRE, LA LLAVE y EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS (impresionante recreación de la pugna entre el autor de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel, y el encargado de autorizar la misma, el Papa Julio II), algunas de ellas como esta última bajo pabellón norteamericano.

Como otros de los referentes de la industria de su país, estoy pensando en el más grande, David Lean (Reed por momentos está a su altura, y como tantos estadounidenses, agradezco su meticulosidad y la maestría que siempre desplegó para adaptarse al estilo que cada historia requería, relegando tics autorales en favor del tono adecuado del trabajo que tenía entre manos. Ambos situaban el objetivo de su cámara en el lugar más adecuado y oportuno.

Agradezco, y esto es también obra de sus guionistas, Liam O´Brien y el avezado James R. Webb (sobre la base literaria de la popular en su momento novela de Max Catto), la enorme habilidad mostrada para cruzar y entrelazar la historia de los personajes y el ambiente de fondo.

Desde luego, Reed es capaz de entretener y emocionar, de crear atmósfera y generar tensión con las espectaculares secuencias de trapecio, ese triple salto anhelado por el joven protagonista. A propósito de ello, Lancaster saca a relucir su experiencia como trapecista y funambulista de sus primeros años de juventud (recuérdese como había hecho gala con anterioridad de ese bagaje y su gran capacidad física en esas dos memorables propuestas aventureras que son EL HALCÓN Y LA FLECHA y EL TEMIBLE BURLÓN).

Por su parte, Curtis está impecable en la réplica interpretativa y da perfectamente el pego cubriendo sus vuelos en el aire por curtidos especialistas. Algún día habrá que poner en su justo sitio lo estupendo actor que fue este sex symbol que tal vez ese fue hándicap para poder ser más justicieramente reconocido. Estoy hablando ni más ni menos del (co)protagonista de CON FALDAS Y A LO LOCO, ESPARTACO, LOS VIKINGOS, EL ESTRANGULADOR DE BOSTON, EL TEMIBLE MR. CORY, CHANTAJE EN BROADWAY, LA CARRERA DEL SIGLO, ADIÓS CHARLIE o NO HAGAN OLAS entre tantos otros papelones.

Como señalaba al principio, esta es una trama de triángulo amoroso y superación profesional, pero lo es igualmente de “amistad” (insisto, que bien pudiera prestarse al equívoco, pero es obvio que es muy poderosa la relación entre ellos), anhelo de triunfar, independencia, iniciación y aprendizaje.

Me encantan muchísimas secuencias de su trama. Aparte de las más obvias ambientadas en el circo, siempre me vienen a la memoria algunos paseos por las calles de París de los dos principales actores masculinos y algunas conversaciones a tres. No reventaré más.

Supuso la segunda producción de Lancaster en este cometido, tras el vigoroso, colorido y vistoso western fronterizo EL HOMBRE DE KENTUCKY. Desde luego los medios puestos a disposición de la empresa resultaron holgados.

Exhibe un espléndido uso del incipiente cinemacospe y ofrece un gran clímax final. Magnífica película que engancha en todo instante y de la que creo sinceramente se debe reivindicar con verdadero entusiasmo.

José Luis Vázquez

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