Estreno en Royal City

 

Colette (2018)

Director: Wash Westmoreland

Intérpretes: Keira Knightley, Dominic West, Denise Gough, Fiona Shaw, Robert Pugh, Rebecca Root, Eleanor Tomlinson, Aiysha Hart

Sinopsis: Cuenta la historia de Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), autora de las polémicas novelas que causaron gran revuelo en el París de los años 20 "Claudine" y "Gigi", desde su infancia en el campo hasta su consagración en la sociedad parisina junto a su marido, el también autor Henry Gautheir-Villas "Willy" (Dominic West), que en un principio actúa como mentor de Colette. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

La vida, o al menos un tramo sustancioso de la misma, de Colette, la escritora más popular del país galo, la autora de la popular GIGI (trasladada magistralmente a la gran pantalla en 1954 por el grandísimo Vincente Minnelli), no tiene aquí la mejor traslación posible, pero aguanta más que decorosamente el tipo.

Intuyo desde sus primeras imágenes por donde va a derivar, lo cual no tiene porqué ser negativo, aunque a veces como en este caso ello no acabe resultando precisamente entusiasmante. Percibo desde esos más o menos bucólicos compases iniciales que no va a superar un tono académico sin fuste, pulcro, llevadero dentro de un ritmo apacible, de agradable corrección.

Lo mejor, sin duda, acaba siendo una Keira Knighley de calado, la cual pese a ello y a mi sincera admiración por su trayectoria es nuevamente incapaz de desprenderse de esa sonrisa mohína que en ocasiones impide mi incondicional adhesión. Pero es una buena actriz y una mujer francamente atractiva que aquí se luce convenientemente en un papel golosina, de esos que no requieren que tenga que mostrarse excesivamente gesticulante.

Cuadra su composición de esa mujer utilizada por su esposo, libertina casi a la fuerza dada la nefanda influencia del susodicho, y con una gran capacidad para elaborar historias de considerable y refinado erotismo, incluso para actuar en los escenarios.

Knighley le confiere el encanto adecuado, hace un notable trabajo de inmersión en el proceso de transformación de la apasionada adolescente devenida en curtida y licenciosa tras un matrimonio fallido con un tipo amoral, sin escrúpulos. La historia abarca este primer período de su vida (desde 1892 hasta 1912 aproximadamente) y parece ser que se ha hecho llevando a cabo una acertada selección de los episodios más destacados que la jalonaron.

El inglés Wash Westmoreland ha sido el encargado de edificar la arquitectura fundamental de esta “biopic” que no aporta especial prestigio al género, pero que tampoco lo desmerece. Ejecuta un trabajo aséptico y esmerado en lo ambiental, como suele ser norma ancestral en el cine británico. Por cierto, Westmoreland al alimón con su difunto esposo, el neoyorquino Richard Glatzer, fue el firmante de aquella notable incursión en el Alzheimer titulada SIEMPRE ALICE, que sirvió en bandeja un merecido Oscar a su intérprete principal, Julianne Moore.

Tal vez en esta ocasión haya salido más airoso en su faceta de guionista (junto al propio Glatzer, que dejó escrita su parte antes de fallecer, y Rebecca Lankiewicz), pues sabe sintetizar esos escalones que marcarían a la protagonista hasta su despegue definitivo en solitario, dejando atrás su labor de “negra” para su marido, rompiendo definitivas amarras en lo profesional y en lo personal.

Grata de ver, es probable que se olvide a los pocos días, aunque el rostro de Knightley y sus atuendos decimonónicos puedan permanecer en la memoria. Pero Colette se merece una aproximación mejor. Desde luego carece de la chispa, del refrescante y sensual encanto de la literatura de la burbujeante novelista, de su caprichosa alegría.

 

José Luis Vázquez

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