Estreno en Royal City

 

First man (El primer hombre) (2018)

Director: Damien Chazelle

Intérpretes: Ryan Gosling, Jason Clarke, Claire Foy, Kyle Chandler, Corey Stoll, Pablo Schreiber, Lukas Haas, Brian d'Arcy James, Aurelien Gaya, Ciarán Hinds, Ethan Embry, Patrick Fugit, Shea Whigham, Christopher Abbott, Cory Michael Smith, Brady Smith, Perla Middleton, J.D. Evermore

Sinopsis: Cuenta la historia de la misión de la NASA que llevó al primer hombre a la luna, centrada en Neil Armstrong (interpretado por Ryan Gosling) y el periodo comprendido entre los años 1961 y 1969. Un relato en primera persona, basado en la novela de James R. Hansen, que explora el sacrificio y el precio que representó, tanto para Armstrong como para Estados Unidos, una de las misiones más peligrosas de la historia.(FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

"Siempre he confiado en Estados Unidos, sabía que no fallarían" (entrevistada francesa)

 

Lo que más me sorprende de esta recreación de los previos y la llegada del hombre a la Luna es que resulta anti épica, anti odisea espacial, aunque en algunos planos aislados se advierta la influencia de la obra maestra de Stanley Kubrick, filmada un año antes de que se produjera esta hazaña verdaderamente histórica, de parangón similar o superior al descubrimiento de América (el primer grandísimo paso en la exploración del firmamento). Algo así como si se pretendiera restar énfasis a la gesta de Armstrong y Aldrin (y quienes estuvieron detrás), aunque ni mucho menos sea esa la intención.

El director estadounidense Damien Chazelle, creo recordar que el más joven -32 años- hasta la fecha en obtener un Oscar como tal (por la encandiladora LA LA LAND/LA CIUDAD DE LAS ESTRELLAS, que cosecharía otros cinco más), con solo cuatro trabajos a su espalda contando este (faltaría añadir su curioso debut a los 24 con GUY AND MADELINE ON PARK BENCH y su segundo esplendoroso trabajo, WHIPLASH, que también obtendría 3 estatuillas doradas) ha obtenido una obra sí no redonda del todo, sin duda singular y apasionante por lo que supone su atrevida propuesta.

Esta no es otra sino alejarse de los caminos trillados de la epopeya de altos vuelos (la que representa por ejemplo la excelente ELEGIDOS PARA LA GLORIA de Philip Kaufman, o incluso APOLO 13 de Ron Howard), filmando una historia que fluctúa entre lo brillante y lo austero, predominando finalmente un tono intimista de contar las cosas, hasta lo más genuinamente heroico. Su plano final es revelador al respecto, incluso ese momento lunar a propósito de una significativa pulserita (y no estoy haciendo un spoiler, sino informándoles de un par de pistas para que entiendan lo que quiero señalar) resulta igualmente concluyente. Que ese acabe casi constituyendo el plano detalle más especial de tan crucial momento, me parece igualmente esclarecedor.

Por tanto, no deja de llamarme la atención la audacia de su máximo responsable al ejecutar un trabajo contracorriente y que bien pudiera defraudar a muchos que acudan a ver un espectáculo típico y convencional sin más (que creo sinceramente que también lo ofrece). Pero ojo, ello no quiere decir que no se vayan a encontrar con momentos verdaderamente deslumbrantes. Aparte de que austeridad antes señalada no deje a su manera de asombrar.

En concreto, a mí me encanta como se ha filmado esa primera pisada en suelo lunar. Se aleja de cualquier cosa vista hasta la fecha, aunque haya incorporado algún mínimo y entendible inserto documental.

En fin, que tal vez lo que le afeen otros, a mí me parece virtud y mérito. Sumen además a lo ya expuesto, una formidable banda sonora, tanto en lo referido a su “score” (sensacional composición de Justin Herwitz) como alguno de los “estándar” más o menos de la época de los que suenan brevemente sus primeros compases, tales como ese precioso 500 MILES a cargo de Peter Paul y Mary, SURE OF LOVE de The Chantels, LEMON TREE de The Kingston Trio, DON´T THINK TWICE, IT´S ALRIGHT con letra de Bod Dylan o el cincuentero OKLAHOMA a cargo de Gordon McRae. Queda constatado con este y, principalmente sus anteriores largometrajes, que Chazelle tiene un magnífico oído y buen gusto musical.

Y destacadas son unas interpretaciones a tono con el estilo impregnado por Chazelle, pausadas, poéticas diría yo, principalmente por parte de la pareja principal, un callado y expresivo Ryan Gosling y una gratamente sorprendente Kay Foy como Janet, la que sería primera esposa de Armstrong y le acompañaría en ese tramo tan especial de la vida de ambos, y ya no me refiero solo a la gesta en sí, sino a algo mucho más trágicamente importante en su vida familiar.

Jason Clarke, reciente su espléndido Ted Kennedy en la película de igual título (con la palabra escándalo antecediéndole) se está convirtiendo a grandes pasos en uno de los varios valores seguros del Hollywood actual. Esta vez le toca pechar con el papel de Ed White, el primer astronauta en caminar en el espacio, que fallecería durante una prueba del Apollo 1, la que iba a ser la primera misión tripulada del Apollo.

Es una película lírica, sobria, realista, no precisamente triunfalista, existencialista (sobrevuela en algún instante la sombra familiar de EL ÁRBOL DE LA VIDA de Malick), que me deja huella, pero también una extraña impresión de no acabar de arrebatarme completamente. Tal vez sea achacable a cierto ensimismamiento estético, o expresivo, no lo sé bien, pero el caso es que supone cine de mucho tonelaje, valioso, muy atractivo, que en modo alguno me deja indiferente. Yo desde luego se la recomendaré a mis amigos con el riesgo y la decepción ajena que ello pueda suponer.

Apostilla:

Rectifico. Tras un segundo visionado, ese pequeño reproche que hacía al final de mi crítica inicial a FIRST MAN y que suponía un impedimento a otorgarle la máxima calificación, se disipa completamente. Paso mi puntuación inicial de 4 a la máxima, a 5.

Vista y escuchada esta vez en versión original subtitulada y centrándome exclusivamente en su contemplación, no como cuando asistí a verla tras haberme metido entre pecho y espalda otros tres estrenos, me parece completamente fascinante, deslumbrante, sin un pero que objetar.

Y ahora sí que me parece de lo más emotiva. Me extrae más de una y dos lágrimas, supongo que en eso tendrá que ver mi filiación yanqui, aunque no hace gala precisamente de patrioterismo ni de una épica ostentosa. El previo entre Neil Armstrong y su esposa (una extraordinaria Claire Foy, recuerden Isabel II en THE CROWN, a puntito de estrenar MILLENNIUM: LO QUE NO MATA TE HACE MÁS FUERTE como la popular y contundente hacker Lisbeth Salander) justo antes de partir el primero a tan trascendental misión, adquiere una enorme intensidad. Y la siguiente secuencia, la de los astronautas entrando en el Apolo XI para partir a la conquista lunar, me pone el nudo en la garganta.

Y ya ni cuento ni me extiendo más que lo justo sobre el momento culminante, la bajada y pisada en el satélite. Es de una belleza arrebatadora. Su director, Damien Chazelle, prácticamente me transporta a lo que sintieron aquellos verdaderos héroes encogidos en tan estrecho receptáculo y ese pasmo con que contemplan el suelo y los cráteres lunares. Y luego está ese detalle familiar a propósito de su hija Karen que otorga pleno sentido a quien comanda la gesta.

Por cierto, encarnado por un sensacional Ryan Gosling. Le sienta de perlas esa intimista, austera dirección del extraordinario Damian Chazelle, compuesta principalmente mediante primerísimos planos, encuadres casi comprimidos. Algo inusual y atípico para una superproducción de estas características que demuestra, sin duda alguna, originalidad y personalidad.

José Luis Vázquez

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