Director: Wim Wenders
Intérpretes: Documental: Jorge Mario Bergoglio (Francisco)
Sinopsis: El 13 de marzo de 2013, el cardenal de Buenos Aires, el argentino Jorge Mario Bergoglio, se convirtió en el pontífice número 266 de la Iglesia Católica. Se trata del primer papa procedente de América del Sur, el primero del hemisferio sur y el primer jesuita en ser nombrado obispo de Roma, pero, sobre todo, es el primer papa que elige el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís (1181-1226), uno de los santos cristianos más venerados y un reformador que dedicó su vida a la "Hermana Pobreza" y a profesar su profundo amor por la naturaleza y todos los seres vivos de la "Hermana Madre Tierra".
Eran muchas las ganas que tenía de ver el último documental de Wim Wenders, terreno en el que el cineasta germano ha ido adquiriendo paulatinamente un enorme y merecido prestigio y consolidándose (BUENA VISTA SOCIAL CLUB, PINA, LA SAL DE LA TIERRA…), y la verdad es que estas no se han visto defraudadas en modo alguno con su último trabajo, EL PAPA FRANCISCO, UN HOMBRE DE PALABRA (POPE FRANCIS: A MAN OF HIS WORLD).
Las razones iniciales de esas muchas ganas por ver esta obra se resumen fundamentalmente en dos, los considerables niveles de calidad artística alcanzados por Wenders dentro de estos registros tratantes en capturar la realidad desde un punto de vista concreto. Y, claro, el personaje retratado en esta ocasión, ese carismático Papa procedente de Argentina que ha revolucionado ciertas costumbres, la pomposidad, la manera de decir y hacer, el comportamiento y hasta prácticamente la ideología del mismísimo Vaticano. El conocido como Francisco I, cuyo verdadero nombre es Jorge Mario Bergoglio.
Su inspiración y el nombre elegido sería inspirado por alguien que representó como casi nadie lo que debería haber sido siempre el carácter y la verdadera esencia de la Iglesia: arrojo, pobreza y claridad moral. Me refiero al que acabaría siendo San Francisco de Asís, cuyo legado se ha encargado de revivir en buena parte… o eso al menos es lo que parece.
Inicialmente, ante sus diez primeros diez minutos aproximadamente, tengo la sensación de asistir a un trabajo un tanto arbitrario, que no sigue una línea argumental definida. Dicha impresión resulta un espejismo. Enseguida comprendo que la opción elegida por el director es darnos a conocer sus posicionamientos, algunos de los momentos álgidos de sus seis años de pontificado, sus reflexiones más significativas o comprometidas, divididas éstas en breves bloques temáticos de continuidad imperceptible.
Esos pensamientos abordan asuntos de tanta importancia como el medio ambiente (esa madre tierra a la que el ser humano está expoliando inmisericordemente), la pobreza, la inmigración, el papel de los suyos (“el mundo de hoy es un mundo sordo, y creo que entre nosotros los sacerdotes hay muchos sordos”), el abuso infantil por parte del clero (aboga por tolerancia cero frente a la pederastia… algo que considera peor que un crimen pues aunque se deje con vida a la víctima esta queda destruida para siempre, entiende que la Iglesia debe castigar a quienes la practican y debe acompañar a los padres en los tribunales civiles), el papel de la mujer en la sociedad actual (aboga por la complementariedad y la reciprocidad con el hombre, reivindica su plena integración), la muerte (reconciliarse con ella, estar preparados, asumir que nadie es inmortal), las religiones (“somos hijos de Abraham, somos todos hermanos nos guste o no nos guste”), la homosexualidad (“si una persona gay busca al Señor, tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”) y así otros diversos flancos.
Todo va siendo desgranado de manera amena y siempre a expensas de la hipnótica figura de su protagonista. Mi agnosticismo se tambalea, casi me gana para su causa, de hecho, lo consigue en algunos instantes (“a veces, cuando se vive una vida acelerada, se pierden los gestos más humanos”). Es un tipo que desprende autenticidad en todo momento tanto lo que dice y en cómo lo dice. Es un ejemplar hijo de Buenos Aires.
El nudo en la garganta, la emoción me la ponen situaciones como cuando suena de fondo SOLO LE PIDO A DIOS en versión de Mercedes Sosa y su reencuentro con esa entrañable –un minuto de presencia le basta para ganarse mi incondicionalidad- paisana cordobesa –la argentina- que responde al nombre de la hermana Eufemia. También me lo pone su presencia en el Congreso de los Estados Unidos. La definición que hace del coloso norteamericano me parece modélica, “tierra de hombres libres y el hogar de valientes”. También la reivindicación que hace de ser emigrante delante de sus señorías (“¡Nosotros fuimos extranjeros!”) o su diatriba contra la venta de esas armas que matan a los demás, las mismas que se encuentran empapadas en sangre.
Me encanta su decidida apuesta por el diálogo, el valor de las palabras y de los hechos (ese ponerse al servicio y lavar los pies a los pobres de solemnidad, de los más desfavorecidos, incluyendo entre los mismos a los presidiarios). O esa alusión a su medio de locomoción, emparentado con el coche del mismísimo Mr. Bean.
Que se remate este magnífico documental con una reivindicación del sentido del humor por parte de este hombre de Dios me parece un broche de lo más afortunado. Ah… Y habiendo señalado poco antes que “la atadura que tenemos es el amor de Dios, en lo demás somos libres” (no se preocupen, no les reviento nada).
Y miren, a riesgo de que mi oremus la pifie, mi sensación es que estamos ante un tipo de decente, con sincera intención de cambiar –hasta donde le permitan o pueda- el estado de las cosas, de que su milenaria empresa avance y se muestre más encomiable. Que su buen Hacedor le proteja ante tan dificilísima, ardua, magna e imposible misión… que no misión imposible.
Por mi parte no me queda otra que finalizar con un sencillo amén.
Frases
“Nos dice que no se puede servir a dos señores… servimos a Dios o servimos a las riquezas” (Papa Francisco I)
“En las familias discutimos, en las familias a veces vuelan los platos, en las familias los hijos traen dolores de cabezas, no voy a hablar de la suegra… En las familias hay dificultades, pero esas dificultades se superan con amor” (Papa Francisco I)
“Saber escuchar… Las diferencias nos dan miedo porque nos hacen crecer” (Papa Francisco I)
“El mundo de hoy es un mundo sordo. Y creo que entre nosotros los sacerdotes hay muchos sordos” (Papa Francisco I)
“Si una persona gay busca al Señor, tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo” (Papa Francisco I)
“A veces, cuando se vive una vida acelerada, se pierden los gestos más humanos” (Papa Francisco I)
“Sin libertad no podemos amar" (Papa Francisco I)
“La atadura que tenemos es el amor de Dios, en lo demás somos libres” (Papa Francisco I)
“Somos hijos de Abraham, somos todos hermanos nos guste o no nos guste” (Papa Francisco I)
José Luis Vázquez
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