Director: Aneesh Chaganty
Intérpretes: John Cho, Debra Messing, Joseph Lee, Michelle La, Sara Sohn
Sinopsis: Después de que la hija de 16 años de David Kim desaparece, se abre una investigación policial. Pero 37 horas más tarde y sin una sola pista, David decide buscar en el único lugar donde nadie ha buscado todavía y donde se guardan todos los secretos hoy en día: el ordenador portátil de su hija. David debe rastrear las huellas digitales de su hija antes de que desaparezca para siempre. Un thriller que se desarrolla en la pantalla del ordenador.
Sorprendente, impactante, original y revitalizadora propuesta de intriga, policíaca, en la que las diversas redes sociales y canales informativos vía web son los constantes y absolutos protagonistas de tan insólito logro, algo así como el equivalente a estos tiempos a un TRON o MATRIX, pero de corte estrictamente realista.
Tiene su mérito que me acabe ganando para su causa una película cuya pantalla es desplazada por la propia del ordenador, de las redes sociales, los ipad y toda esa parafernalia, dado que de partida era un mundo casi ajeno para quien esto escribe, que me sonaba realmente a chino aun reconociendo su total instalación en la sociedad global y su utilidad, pero ante lo que no puedo evitar hasta la fecha el que estas cuestiones me provoquen casi siempre –salvo un corto e intenso período de Facebook- repelús. Y más al ir comprobando según se va desenvolviendo su trama y averiguando los hechos en base a la pleitesía otorgada a estos nuevos templos de la comunicación, que en mi caso sería un tipo incapacitado o perdido, un analfabeto funcional, desde casi el primer minuto.
Aparte, alerta sin meterse en demasiadas profundidades sobre las nuevas tecnologías, sobre el uso adecuado o no llevado a cabo de estas nuevas herramientas digitales.
No deja de ser un proyecto “invasivo” cuyo resultado se salda con algo más que mero virtuosismo o pirotecnia virtual, lo que solo con ello reconozco ya no sería de por sí poco. Pero, es más, mucho más, es un notable y tenso ejercicio de suspense, que me atrapa con suma facilidad y que consigue que esté pendiente en todo momento de la siguiente ventana que aparece en pantalla… una ventana a la vida, a nosotros mismos, como viene a señalar su tráiler.
Tampoco tengo el gusto de conocer a su director, Aneesh Chaganty. Averiguo por ese mismo conducto que tanta desazón me causa, que es también escritor (suyo es el guion de esta película, en colaboración con Sev Ohanian) y actor… de origen indio de la India. No se olvide que uno de los grandes maestros con los que cuenta el cine de terror, M. Night Shyamalan, hunde sus raíces y señas de identidad en idéntico origen geográfico.
Es además entendible no disponer de mucha información, porque este trabajo supone su debut en el campo del largometraje. Con el mismo ha obtenido prestigio y reconocimiento en la última edición del Festival de Sundance, al conseguir el premio Alfred P. Sloan que, a fuer de ser sincero, no tengo muy claro en qué consiste. Sí me consta que este fue un destacado filántropo de comienzos de siglo y director de la General Motors durante treinta años. Curiosamente, el padre de Chaganty obtuvo un grado MS de Ingeniería Informática en la Universidad de Drexel, siendo un respetado director de tecnología de software, lo cual pudiera explicar los vínculos del cineasta.
En fin, no me dispersaré ni perderé mucho más en unos datos que están al alcance de todos ustedes y que no dejan de ser anecdóticos y pese a que revelen aspectos clarificadores. Tan solo añadiré que en 2014 un corto de dos minutos de este joven -26 años tan solo- director, inspirado en un spot de Google Grass titulado SEEDS, causaría furor en Internet después de conseguir más de un millón de reproducciones en YouTube en tan solo 24 horas.
De hecho, SEARCHING fue concebido inicialmente también como un cortometraje, pero al advertir los productores las enormes posibilidades de la historia y, sobre todo, la capacitación de su autor, decidieron dar el gran salto.
El resultado es de un gran valor porque, insisto, no se regodea en el puro virtuosismo, sino que muestra consistencia como relato criminal y supone un aldabonazo, una panorámica de este irremisible período de la historia de alta y sofisticada tecnología en la que ya hemos entrado desde hace un tiempo.
Si encima les indico que mis temores iniciales venían fundados porque uno de sus productores, el kazajo Timur Bekmambetov, es uno de los cineastas más insoportables que me ha tocado padecer en la última década (el infausto “remake” de BEN-HUR, la horripilante ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS, las infumables GUARDIANES DEL DÍA… Y DE LA NOCHE… y mejor no sigo citando títulos), puede que entiendan mejor mi satisfacción… y alivio final.
Los actores, bien, meras correas de transmisión de en lo que nos estamos convirtiendo los humanos… puros seres virtuales.
Envolvente.
José Luis Vázquez
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