Director: Ignacio Nacho
Intérpretes: Pepón Nieto, Hugo Silva, Rossy de Palma, Natalia Roig, Salva Reina, Mara Guil, Paco Tous
Sinopsis: Jaime es un tipo de cuarenta y pocos años que no ha conseguido nada significativo en la vida. Está casado con Eva, quien debido a sus carencias considera a Jaime un profeta. Ante las continuas sugerencias de Jaime y en el afán de revitalizar la convivencia, Eva le regala a Jaime un intercambio de parejas por su aniversario. Para ello contactan por internet con otra pareja y se citan en su apartamento. Sin embargo, la pareja de intercambio no es como ellos esperaban. (FILMAFFINITY)
Al cuarto hora desconecto de esta sandez de comedia que trata –como señala su título- sobre el intercambio de parejas.
De hecho, su secuencia inicial resulta prometedora. Y aunque detrás no se encuentra la brillante batuta de Alex de la Iglesia, uno espera ver un sucedáneo decente a lo PERFECTOS DESCONOCIDOS.
Pero nada más lejos de la realidad. La vulgaridad en todos los sentidos y una puesta en escena de inequívoco origen teatral - está basada en una propia pieza de su director, Ignacio Nacho-, pero del todo roma, sin ningún atisbo de chispa o garra (o tan siquiera una pizca de sal), consiguen que el naufragio sea total.
Respecto a los actores, Pepón Nieto y la “graciosilla” Natalia Roig son los que salvan algo más tipo, aunque en ningún momento consiguen reflotar la nave.
Rossy de Palma siempre me ha parecido una actriz excesiva e histriónica en su peor sentido, horripilante, infumable, aun cuando ha trabajado bajo las órdenes de Almodóvar (bueno, en JULIETA estaba insospechadamente bien y contenida, incluso en MUJERES... tenía su aquel). Aclaro, aunque no debería ser preciso. No es una cuestión de repelencia, de belleza física (no sería yo el más indicado, pero, aunque no fuera así, también), sino de que nunca he establecido ningún “feeling” con ella. Me resulta antipática… y ya no me refiero solo a los papeles con los que a veces le toca lidiar.
En cuanto a Hugo Silva suele parecerme un maniquí sin mayor sustancia. Y, por ahora, Dios o el Diablo, no le han llamado por el camino de la comedia. Resulta envarado, insulso, incluso cargante.
Y poco más más bien menos. Esta vez no estoy por la labor de gastar más tinta digital.
A quien corresponda, que por lo comprobado en el pase en el que la vi, parece tener sus adeptos dadas las estruendosas carcajadas que soltaban. Eso sí, concurrió al Festival de Málaga fuera de concurso sin apenas repercusión.
José Luis Vázquez
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