Estreno en Royal City

 

Lou Andreas-Salomé (2016)

Director: Cordula Kablitz-Post

Intérpretes: Nicole Heesters, Katharina Lorenz, Liv Lisa Fries, Helena Pieske, Matthias Lier, Katharina Schüttler, Julius Feldmeier, Peter Simonischek

Sinopsis: Biopic de la escritora rusa Lou Andreas-Salomé (1861-1937), una mujer adelantada a su tiempo que departió con Nietzsche, fue analizada por Sigmund Freud y se rodeó de grandes de artistas y escritores de finales de la época como el poeta Rainer Maria Rilke, de la que fue amante. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

“Si de verdad deseas una vida, róbala” (Lou Andreas-Salomé/Nicole Heesters)

 

Supe de la escritora, filósofa y psicoanalista (la primera mujer en ser así considerada, si no me falla la cultureta general… evitaré esta vez la tentación de la Wikipedia a riesgo de dar un patinazo) rusa Lou Andreas-Salomé gracias a aquella aproximación exhibicionista y epatante llevada a cabo por la cineasta italiana Liliana Cavani en 1977 -en plena Transición Española- con el título de MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL. En su momento me pareció un “bluff”, una oquedad insustancial.

Esta otra producción germana ofrece otro vuelo bien diferente, un poco mejor, pero que no acaba superando un estadio de una corrección apreciable. Supone otro capítulo más en esa mixtificación y más o menos justa reivindicación militante que viene llevando a cabo el cine europeo de reciente cuño, alemán y francés principalmente, sobre una extensa relación de destacadas mujeres del pasado siglo, tanto en vertientes artísticas como de pensamiento. No solo me parece legítimo sino plausible. Otro cantar son los diversos e irregulares resultados obtenidos.

Tal vez el mayor problema existente con esta fascinante y nada convencional mujer e intelectual estribe en una composición a veces un tanto antipática –narcisista, egoísta, caprichosa… aunque también inteligente, libre, alérgica al compromiso… una anticipadora de la mujer que vendría, de la que ya está afortunadamente aquí... fundamentalmente en Occidente, claro- y en haberse centrado más en sus escarceos sentimentales que en su obra, sin que una cosa hubiera tenido porque estar reñida con la otra.

Algo esto último por otra parte, también lógico, dadas la relevancia de las figuras masculinas de primerísimo nivel con las que se relacionaría: (un agitado) Friedrich Nietzsche, (un empanado) Paul Rée, (un funcionarial) Sigmund Freudo o un –en todos los sentidos- paliducho Rainer Maria Rilke, aquél que dijera aquella frase tan cierta y hermosa de que “la verdadera patria del hombre es la infancia”. Dada la descripción que vemos aquí acaba cobrando aún más sentido. Y lean esto con una relativa ironía. Curiosamente ninguno de ellos me deja una estela especial o profunda. Y estamos hablando de auténticos referentes de la primera mitad del siglo XX.

Peca igualmente de didactismo, pero he de aclarar que ello esta vez no me resulta especialmente molesto.

El caso es que desconozco si el retrato mostrado de esta atractivísima señora, que acabaría su existencia real por causa de una diabetes galopante que la llevaría a la ceguera, se ajusta o no a la realidad, cuestión que resulta entendible dudar dadas las últimas escenas que se nos muestran, con parte de ese manuscrito arrojado a una chimenea (y nada de enjundia les chafo, les aseguro que no es exactamente un spoiler). Y luego está frase tan reveladora por ella exclamada, “si de verdad deseas una vida, róbala”.

A ratos el cartón piedra solapa el retrato humano. Pero justo es reconocer que algunos momentos, como esas instantáneas de postales tridimensionales, inanimadas pero alteradas por el movimiento de la protagonista en diferentes etapas de su biografía, poseen encanto.

Me gusta también ese discurso entrevisto, palpable, acerca de la libertad adquirida, conseguida a través del conocimiento, de la curiosidad, de pelear por ser una misma.

Eso sí, el guión me parece concebido a hachazos. Y aunque hace hincapié en los puntos de inflexión más relevantes de su biografía, me genera sensación de dispersión.

Bien la dirección artística, la fotografía, el vestuario… no tanto el uso que se hace a veces de todos estos competentes elementos. Muy bien las dos actrices que encarnan a la homeanajeada, tanto en su edad más “juvenil” (Katharina Lorenz) o más anciana (Nicole Heesters).

Curiosa y lo expuesto anteriormente… correcta.

Frases:

“Usted quiere cambiar el mundo, yo solo mi propio destino” (Lou Andreas-Salomé/Katharina Lorenz).

“El carácter resulta de la conducta” (Lou Andreas Salomé/Katharina Lorenz).

José Luis Vázquez

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