Estreno en Royal City

 

Bailando la vida (2017)

Director: Richard Loncraine

Intérpretes: Imelda Staunton, Timothy Spall, Celia Imrie, David Hayman, John Sessions, Joanna Lumley, Indra Ove, Richard Hope, Sian Thomas, Josie Lawrence, Victoria Wicks, Frankie Oatway, Marianne Oldham, Paul Chan, Karol Steele

Sinopsis: A punto de retirarse, una mujer de la clase media descubre que su marido ha estado teniendo una aventura con su mejor amiga, y por ello decide irse con su hermana bohemia, que vive en una zona empobrecida. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Vuelve a suceder. Me refiero a no compartir ni mucho menos ni por lo más remoto la mayoría de las opiniones, el diagnóstico negativo vertido por mis colegas en torno a esta comedia dramática, agridulce que cala, y bien calado, en mi corazón ¿Suena cursi? Como diría Rhett Bhutler, me importa un bledo.

Un ejemplo excelente de feel-good movie, o sea, de film de buenos sentimientos, de los que hacen sentir bien, de melaza reparadora, tonificante.

Es de esas películas que ayudan a vivir, sobre todo a cierta edad. E incluso que pueden contribuir a que nos sintamos mejores personas, no todas claro.

Y aunque no gira exclusivamente en torno a una academia de baile, ésta sí tiene su importancia en una trama que abunda en momentos amables y también en otros dramáticos, tristones o decepcionantes. La última que vi y me encandiló completamente sobre tal referente fue la sensacional SHALL WE DANCE? en su remake norteamericano. Pero no se olvide yéndonos a años atrás LA SALA DE BAILE o GINGER Y FRED, ambas producciones italianas. La segunda de ellas también protagonizada por gente dejémoslo en veterana.

Veteranos dispuestos a aprovechar una segunda oportunidad que la vida les concede en terrenos amorosos, pero también dispuestos a reconciliaciones fraternales inesperadas. Por supuesto su argumento incide en situaciones y tópicos varios, desde el alzheimer al adulterio pasando por cierta promiscuidad y un romance otoñal (¿recuerdan aquélla estupenda película de Beeban Kidron de idéntico título con Shirley MacLaine?), sublimados por una dirección adecuada, ponderadamente funcional y un grupo de actores británicos sencillamente espléndido.

Por aquí se pasean ni más ni menos que Imelda Staunton (EL SECRETO DE VERA DRAKE), Timothy Spall (SECRETOS Y MENTIRAS, MR. TURNER, la reciente y curiosa THE PARTY), Celia Imrie (LAS CHICAS DEL CALENDARIO), David Hayman (EL SASTRE DE PANAMÁ) y la imponente ex vengadora –televisiva, nada que ver con los super héroes marvelianos de inmediato aterrizaje en su versión más “blockbuster”- Joanna Lumley. Lástima que ésta última no salga más, pues se encuentra en espléndida forma física e interpretativa a sus 72 resplandecientes años.

Para precisar más de qué va en esencia esto, les indico una referencia coetánea, EL EXÓTICO HOTEL MARIGOLD, otra exaltación gratificante –un poco menos redonda, pero grata- de la tercera edad.

Con resultados aún mejores que la citada, aunque las dos rebosantes de esa profesionalidad tan “british” que siempre constituye un plus, es una siempre oportuna reivindicación de la alegría de vivir en cualquier época de nuestras vidas, de aferrarse a este mundo, de alejarse a veces necesariamente de zonas de confort, de descubrir al otro. Y de no bajar nunca los brazos, ni las piernas, ni las ilusiones, las de cualquier tipo.

De propina sale al final Roma en plan topicazo. Pués qué bien, una perfecta guinda a un pastel cocinado con receta segura y paciente, con la solidez de los buenos y experimentados cocineros cinematográficos.

Una verdadera delicia

Vuelve a suceder. Me refiero a no compartir ni mucho menos ni por lo más remoto la mayoría de las opiniones, el diagnóstico negativo vertido por mis colegas en torno a esta comedia dramática, agridulce que cala, y bien calado, en mi corazón ¿Suena cursi? Como diría Rhett Bhutler, me importa un bledo.

Un ejemplo excelente de feel-good movie, o sea, de film de buenos sentimientos, de los que hacen sentir bien, de melaza reparadora, tonificante.

Es de esas películas que ayudan a vivir, sobre todo a cierta edad. E incluso que pueden contribuir a que nos sintamos mejores personas, no todas claro.

Y aunque no gira exclusivamente en torno a una academia de baile, ésta sí tiene su importancia en una trama que abunda en momentos amables y también en otros dramáticos, tristones o decepcionantes. La última que vi y me encandiló completamente sobre tal referente fue la sensacional SHALL WE DANCE? en su remake norteamericano. Pero no se olvide yéndonos a años atrás LA SALA DE BAILE o GINGER Y FRED, ambas producciones italianas. La segunda de ellas también protagonizada por gente dejémoslo en veterana.

Veteranos dispuestos a aprovechar una segunda oportunidad que la vida les concede en terrenos amorosos, pero también dispuestos a reconciliaciones fraternales inesperadas. Por supuesto su argumento incide en situaciones y tópicos varios, desde el alzheimer al adulterio pasando por cierta promiscuidad y un romance otoñal (¿recuerdan aquélla estupenda película de Beeban Kidron de idéntico título con Shirley MacLaine?), sublimados por una dirección adecuada, ponderadamente funcional y un grupo de actores británicos sencillamente espléndido.

Por aquí se pasean ni más ni menos que Imelda Staunton (EL SECRETO DE VERA DRAKE), Timothy Spall (SECRETOS Y MENTIRAS, MR. TURNER, la reciente y curiosa THE PARTY), Celia Imrie (LAS CHICAS DEL CALENDARIO), David Hayman (EL SASTRE DE PANAMÁ) y la imponente ex vengadora –televisiva, nada que ver con los super héroes marvelianos de inmediato aterrizaje en su versión más “blockbuster”- Joanna Lumley, lástima que ésta última no saga más, se encuentra en espléndida forma física e interpretativa.

Para precisar más de qué va en esencia esto, les indico una referencia coetánea, EL EXÓTICO HOTEL MARIGOLD, otra exaltación gratificante –un poco menos redonda, pero grata- de la tercera edad.

Con resultados aún mejores que la citada, aunque las dos rebosantes de esa profesionalidad tan “british” que siempre constituye un plus, es una siempre oportuna reivindicación de la alegría de vivir en cualquier época de nuestras vidas, de aferrarse a este mundo, de alejarse a veces necesariamente de zonas de confort, de descubrir al otro. Y de no bajar nunca los brazos, ni las piernas, ni las ilusiones, las de cualquier tipo.

De propina sale al final Roma en plan topicazo. Pués qué bien, una perfecta guinda a un pastel cocinado con receta segura y paciente, con la solidez de los buenos y experimentados cocineros cinematográficos.

Una verdadera delicia plácida, serenamente narrada por Richard Loncraine (CÍRCULO DE LA MUERTE, FIREWALL, MÁS VALE SOLA QUE MAL ACOMPAÑADA, la última suya estrenada entre nosotros y vista la encantadora ÁTICO SIN ASCENSOR con Morgan Freeman y Diane Keaton). De las que se salgo con un sonrisón de oreja a oreja finalizada su proyección. De las que salgo con un sonrisón finalizada su proyección.

José Luis Vázquez

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