Director: Javier Fesser
Intérpretes: Javier Gutiérrez, Daniel Freire, Luisa Gavasa, Itziar Castro, Juan Margallo, Athenea Mata, Roberto Chinchilla, Alberto Nieto Ferrández, Gloria Ramos, Jesús Vidal
Sinopsis: Marco, un entrenador profesional de baloncesto, se encuentra un día, en medio de una crisis personal, entrenando a un equipo compuesto por personas con discapacidad intelectual. Lo que comienza como un problema se acaba convirtiendo en una lección de vida.
Hace no tanto no era habitual. Me refiero al hecho a que se acumulen las semanas en las que a veces el estreno que reúne más expectativas sea español. En este caso CAMPEONES de Javier Fesser, un profesional que siempre merece seguimiento, hasta en algunas de sus pifias, como la secuela de MORTADELO Y FILEMÓN, pero en general el saldo de su cine es brillante, original, atractivo, diferente en el mejor sentido.
Conste que su filmografía de largometrajes es un tanto exigua hasta la fecha, tan solo 5 títulos (si no contabilizamos su breve aportación a AL FINAL DE TODOS), desde que se estrenara allá por 1998 –hace justo veinte años- con la surrealista, imaginativa y ocurrente EL MILAGRO DE P. TINTO:
Mis dos favoritas suyas son la espléndida CAMINO y esta que aquí me ocupa, una muy divertida, alegre, optimista y emotiva historia sobre discapacidades intelectuales y emocionales. A la que agradezco que comience con una aparente incorrección política que, en el fondo, acaba encerrando la mejor y más comprensible posible.
La trama no es de estrujarse la cabeza. Entrenador profesional de baloncesto al que se condena a hacer trabajos sociales tras haber sido pillado in fraganti conduciendo en estado ebrio. La misma consiste en formar a un equipo compuesto por chicos con esas discapacidades aludidas anteriormente.
El proceso de ello, amén de descacharrante, acaba extrayendo lo mejor de un individuo errático, perfectamente encarnado por el siempre estupendo Javier Gutiérrez (y sus ojos, aquí convenientemente homenajeados).
La panda formada por chavales con capacidades distintas, como eufemística o certeramente se deja caer en un momento dado, están sensacionales. Parece mentira el desparpajo, la simpatía, la gracia y el encanto que destilan, irreprochablemente dirigidos por un Fesser al que le van los retos, y que siempre se muestra atrevido, arriesgado, diferente como lo es este canto a quienes pueden ser orgullosamente así considerados. Aunque como dice el personaje de Juan Margallo, “¿Y quién es normal, Marco? ¿Tú y yo somos normales?”.
Lo importante y positivo es que acaba haciendo de la improvisación virtud sin dejar de mostrarse tierna, que no ternurista.
Precisamente otra cualidad que me resulta de lo más agradecible es que no tire de lágrimas fáciles o que se regodee en lo sentimentalón. Es muy plausible que ponga el colofón reivindicando el buen rollo, la participación, la ilusión por encima de otras cuestiones baladís, resultados u otras cuestiones. Vamos, su final es aleccionador en el mejor sentido del término. Si acuden a verla ustedes mismos podrán contrastar si les parece oportuna dicha calificación.
Y si la observa con atención, podrán detectar que el espíritu Ibáñez (MORTADELO Y FILEMÓN, adaptados en dos ocasiones por el firmante de esto) sobrevuela en algunas situaciones.
Sobre todo, lo fundamental, es una reconstituyente y altamente recomendable propuesta para toda la familia, y no digo esto desde una actitud latosamente sermoneadora, sino desde una humana y refrescante vindicación.
José Luis Vázquez
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