El 6 de enero de 2015, en plena festividad de los Reyes Magos, se estrenaba en España, en Ciudad Real también, una preciosa película de corte familiar. Ahora llega su continuación, la no menos preciosa y deliciosa PADDINGTON 2. El director es el mismo, Paul King, lo cual me parece un acierto porque ya conocía ampliamente a personajes, situaciones y tono.

Narrada amenamente, con imaginación, vemos al entrañable osito de origen peruano del título felizmente instalado, como un miembro más del clan, en casa de los Brown, sus segundos padres adoptivos, estos ya de apariencia humana, residentes en la comunidad de Windsor Gardens. En su camino se cruzará un tipo de armas tomar, un Hugh Grant redivivo y con gran capacidad para parodiarse y reírse de sí mismo.

King maneja a todas estas piezas con destreza y hasta hilaridad que remite a otras épocas, en las que el humor blanco no era sinónimo de estupidez. A los de MARY POPPINS por ejemplo. Lo cual tampoco obstaculiza para introducir ciertos apuntes críticos (alusivos a la inmigración o al Brexit), incluso maliciosos. Algún número musical contribuye a aderezar, a abrillantar aún más su  trama simple que en absoluto simplona.

El meollo principal estriba en la detención de Paddington y su posterior condena de diez años de cárcel al ser acusado injustamente de un robo.

Otro de sus grandes aciertos es su brillantez visual, la dirección artística… evocadora y fantasiosa por igual.

Esa imagen del protagonista con gorro y trenca queda ya como una de las más entrañables del cine para todos los públicos de los últimos años.

Cuánto agradezco cuando historias de este tipo no insultan a la inteligencia ni de chicos ni de grandes. Un perfecto espectáculo para acudir juntos a una sala en estas fechas previas a la Navidad. Me parece además perfecta esa reivindicación que hace de los buenos sentimientos, del civismo, la bondad, la honradez…