Lo reconozco, es de justicia. Esta segunda secuela –tras la inicial y shakesperiana THOR y su continuación EL MUNDO OSCURO- del Universo Marvel en su ramal THOR, el dios del trueno en la mitología germánica y escandinava, despliega varias virtudes y, algo muy importante, un gozoso, lunático y estimulante sentido del humor, para mejor precisión auto paródico. Y casi me atrevería a afirmar que fundamental para dotar de un oportuno y necesario cambio de rumbo adecuado a una serie que corría el riesgo de empantanarse o resultar excesivamente pomposa y ceñuda. Que no se tome demasiado en serio supone  en esta ocasión un buen y reluciente baño maría. Sin excesos, pero la he gozado, la verdad.

Y verdad también es lo mal que se lleva esta familia mitológica de padres severos, hermanos nada fiables y hermanas asociadas a la mismísima muerte. Por eso le ha venido bien ese tono desenfadado imprimido al super héroe, lo que va en beneficio de la progresión o de la evolución de su personaje, corte de pelo y ausencia de martillo en buena parte de su metraje incluidos.

Tampoco la comitiva que le rodea tiene desperdicio. La verdad es que no sé por cual empezar porque todos rayan a gran y chacotera altura. Según se me vienen a la cabeza y dejando claro lo divertido que se muestra Hemsworth, más que nunca hasta la fecha, en este registro se vuelve a llevar la palma uno de sus compañeros de trabajo en LOS VENGADORES,Hulk/Bruce Banner, o sea un estupendo –siempre lo está- Mark Ruffalo.

La portentosa Cate Blanchett se vuelve a salir. Un modelito infernal por allá, un rictus por acá y succiona a todo ser humano/hercúleo que se le ponga por delante, espectadores incluidos, salvo cuando se tiene que enfrentar al más horripilante de los efectos especiales o CGI en este caso, abundantes pero que no me resultan abrumadores esta vez. A un rotundo fan suyo como yo le vuelve a dejar satisfactoriamente Ko.

Continúo citando al ya indispensable Tom Hiddleston como ese tunante y descarriado Loki, a un Jeff Goldblum gratamente sorprendente en el rol de un jacarandoso dictadorzuelo galáctico, a un –como siempre- imponente Idris Elba, a un elegante y discreto Anthony Hopkins como origen de la dinastía, aa una Tessa Thompson como valkiria reciclada en chatarrera (¿para cuándo una película como dios manda sobre tan fascinantes seres?), a Karl Urban o a una fugaz pero siempre reconstituyente aparición de Benedict Cumberbatch… en la piel de ese Doctor Extraño que tanto nos ha gustado a unos cuantos en su traslación a la gran pantalla.

Todos ellos puestos al servicio de una historia, de una puesta en escena entre lisérgica, pop, pulp, wagneriana, lúdico-festiva y distópica, muy inteligentemente dirigida por el renovador Taika Waititi, cineasta neozelandés firmante de dos comedias de culto, LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS (incursión singular en el tema vampírico) y HUNT FOR THE WILDERPEOPLE (no menos singular aventura rural).

Francamente disfrutable dentro de ese tono guasón introducido por el valioso díptico que ha supuesto GUARDIANES DE LA GALAXIA, pues DEADPOOL no me generó el mismo afecto por hacer del exabrupto escatológico su principal marca de fábrica.

El circo tres pistas se ve aquí justificado y más que redimido gracias a algunos de esos aciertos expuestos. No me aturde como otras producciones primas hermanas suyas. Y continúa la estela también emprendida este año por SPIDERMAN: HOMECOMING.