Estreno en Royal City

 

Un italiano en Noruega (2016)

Director: Gennaro Nunziante

Intérpretes: Checco Zalone, Eleonora Giovanardi, Sonia Bergamasco, Maurizio Micheli, Lino Banfi, Massimiliano Montgomery, Angelica Napa, Adam Nour Marino, Fabio Casale

Sinopsis: Narra las peripecias de un funcionario de una administración provincial, con quince años de servicio, que se dedica a la rutinaria pero cómoda tarea de expedir las licencias de caza y pesca. Vive feliz en casa de sus padres, mimado por su madre, y con una novia con la cual no tiene intención de casarse ni tener hijos. Pero su mundo se derrumba cuando el Estado decide eliminar las provincias. Antes que aceptar una indemnización y buscar otro trabajo, el protagonista acepta varios traslados a regiones remotas de Italia y finalmente se aviene incluso a trasladarse a Noruega para trabajar como guardián de una estación científica italiana en el Polo Norte. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

El título español nada tiene que ver con el original (QUO VADO?/¿ADÓNDE VOY?... parece como una variante del célebre péplum estadounidense QUO VADIS?/¿ADÓNDE VAS?), es más, resulta un tanto sesgado y vuelva a erigirse en otra enésima y flagrante muestra de extravío o reclamo despistante.

Pertenece a ese tipo de comedias europeas que tanto están proliferando últimamente a lo largo del Viejo Continente a raíz del arrollador éxito de BIENVENIDOS AL NORTE, hace ya la “friolera” de casi diez años ¡Cómo pasa el tiempo! Títulos como DIOS MÍO, ¿PERO QUÉ TE HEMOS HECHO?, BIENVENIDOS A GRECIA, BIENVENIDOS AL SUR y también el autóctono OCHO APELLIDOS VASCOS.

Todos ellos monumentales taquillazos, y aseguro que el calificativo no está utilizado gratuitamente. Tanto el último citado, dirigido por Emilio Martínez Lázaro, como el que me aquí me ocupa, constituyen a fecha de hoy los más recaudatorios de las respectivas cinematografías a las que representan, la  española y la italiana en este caso.

UN ITALIANO EN NORUEGA batiría de manera inmisericorde a “blockbusters” estadounidenses del poderío de STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA, LOS MINIONS o DEL REVÉS. Más de 10 millones de espectadores y 75 millones de euros ha logrado acumular hasta la fecha (su estreno se produjo hace casi un año y medio en su país de origen) en su país de origen.

Juega con algo, absolutamente legítimo y de contrastada eficacia, como son los tópicos, tanto culturales como sociales. Y si a los ejemplos anteriormente citados me refiero, en general se han saldado dichas empresas con buena nota.

Aquéllos y ésta caben ser incluidos dentro del género de comedia popular, que raya en algunos momentos el populismo y lo populachero, aspectos que no necesariamente tienen por qué tener que ver entre sí.

Tira de un humor a veces grueso, vulgar, chabacano, pero que en general, acierta en buena medida, en un porcentaje respetable. Tiene una clara intención satírica, incluso iría más allá, incorrección política. Como “leiv motiv” utiliza un hecho de actualidad y relevancia en el momento de plantearse la historia y emprender el rodaje. Me refiero a las reformas emprendidas por Mateo Renzi para reducir la Administración Pública, el inmovilismo y un clientelismo galopante.

En suma, es una crítica al funcionariado en sus aspectos más negativos, con todos los lugares comunes que ello suele arrastrar. Es por tanto recomendable, conveniente, encararla con ese sentido del humor del que hace alarde su protagonista, Checco Zalone, brillante en varios momentos, un poco cargantón en otros. Un humorista de enorme popularidad, monologuista y conocidísima estrella televisiva en Italia. En palabras atinadas de Fausto Fernández, “un Lando Buzzanca alopécico”, o en su deriva hispana, una especie de Pepe Viyuela más –si me permiten la expresión- cojonero.

Supone su cuarta colaboración con el director Gennaro Nunziante . A ver si este desembarco sirve para que algún día podamos ver por estos pagos algunos de sus anteriores trabajos en común, en concreto CHE BELLA GIORNATA.

Está muy bien secundado por dos actrices de registros diferentes, la también comedianta Sonia Bergamasco (LA MEJOR JUVENTUD), como la jefa del ministerio a la que trae en jaque, mejor sería decir literalmente de los nervios, y la más “melancólica” y calmada Eleonora Giovanardi. No me quiero olvidar tampoco del gran Lino Banfi, como un senador precisamente clientelar hasta el corvejón y de larga tradición (había ayudado previamente al padre del protagonista).

Ese trazo grueso anteriormente indicado, no debería de obviar una siempre oportuna y apropiada auto crítica, muy necesaria para estos tiempos que vivimos tan necesariamente revisables en muchos aspectos.

Y creo que se pueden echar unas cuantas buenas risas un sector mayoritario de espectadores, yo al menos las eché, con una película de la que agradezco, aparte de lo ya mencionado, la alegría que exuda, su luminosidad, lo vivaz que resulta y el espíritu mediterráneo que recoge, con todo lo bueno y malo que ello supone.

Un tipo de cine que suele generar urticaria a mis colegas de profesión, entre otras cuestiones por esa superioridad artística, intelectual o moral que tanto el gremio, como mucha cinefilia o progresía, suelen mostrar. Yo a veces coincido en gustos con ellos, otras no tanto como en esta ocasión. No me vuelve loco, pero me lo paso bien. 

José Luis Vázquez

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