Concentra suficientes atractivos como para no pasar desapercibida, desde luego para no ser desdeñada, sin por ello resultar algo a tener demasiado en cuenta. Es respetable y digna.

Se viene a unir a un subgénero y a una serie de títulos recientes, que van desde LA GRAN ESTAFA AMERICANA y EL LOBO DE WALL STREET a LA GRAN APUESTA, cuyos meros enunciados ya son de por sí esclarecedores en cuanto a las cuestiones a tratar o por dónde van los tiros argumentales.

Aquí lo mejor es su intérprete principal (se une a los Bradley Cooper, Leonardo DiCaprio y Christian Bale), un deteriorado y hace ya un tiempo justamente revalorizado (obtuvo el Oscar por DALLAS BUYERS CLUB) Matthew McConaughey, que vuelve a hacer despliegue de cambio físico y a bordar al ambicioso protagonista, un triponcete Kenny Wells. Un hombre de negocios reconvertido en explorador, a la búsqueda del tan precioso metal de color amarillo, ese que siempre ha sido generador de compras venta aún en tiempos tan azotados económicamente como los vividos en los últimos años.

Esta premisa sustenta el meollo principal y el principal reclamo para llevar a cabo una nueva radiografía sobre el estado de las cosas. Y sobre la validación, más bien el cuestionamiento del sueño americano, pero sin que la cosa alcance demasiado vuelo o incisión.

No deja de ser un efectivo cuadro sobre ese capitalismo salvaje formado por aventureros de todo tipo, banqueros, especuladores, individuos sin escrúpulo alguno, políticos y fauna varia, cuyas señas de identidad más visible son la avaricia y la búsqueda del éxito a toda costa.

El director y guionista Stephen Gaghan, que había debutado discretamente en 2004 con LA DESAPARICIÓN DE EMBRY y que alcanzara su cénit con el más bien enmarañado thriller de espionaje SYRIANA , que le sirviera un Oscar en bandeja a George Clooney como mejor actor de reparto, lleva a cabo un trabajo pulcro, en el que no se complica en exceso.

Entre sus aciertos, la presencia del apuesto Edgar Ramírez, el venezolano da réplica y pecha con el rol de socio de McConaughey, y la siempre atractiva y estimulante Bryce Dallas Howard, hija del gran Ron, firme presencia en EL BOSQUE y CRIADAS Y SEÑORAS. También pone su granito de arena la banda sonora de Daniel Pemberton y la canción GOLD debida a Iggy Pop, nominada al Globo de Oro. Al cantante estadounidense le atrajo este encargo para la que considera “hermosa e impredecible película”, porque hablaba de “la violencia, el deseo, el destino, la lujuria y los giros ineludibles del destino”.

Otra demostración, eso sí en do menor, de que reflexión y entretenimiento no tienen porqué estorbarse. No está lograda del todo, dista un tanto de ello, pero no pierde interés ni decae ostensiblemente en ningún momento.