Hasta el título no prometía nada bueno, pero rebasa expectativas negativas. Menos mal que el recuerdo de TRAIN TO BUSAN permanecerá durante muchísimo tiempo y me compensa con creces.

Su género: comedia (es un decir); variante: bobalicona y destrozona; calificación: deficiente. Me gustaría saber hasta qué punto tantos de estos subproductos resultan realmente rentables, claro que no creo que dispongan de presupuestos precisamente desorbitados.

No me extraña que el gran Ridley Scott, apuntando sobre todo a cierto cine cacharrero de super héroes y sucedáneos de otro calibre, como éste, se muestre despreciativo con el mismo y un tanto “jactancioso” al señalar que tan solo el cine inteligente… por muy evasiva que resulte su cáscara (por ejemplo, ALIEN).

El trazo grueso, la caricatura más burda, la acción insípida, los diálogos mentecatos son sus únicas señas de identidad. Nada más se puede rascar.

La trama, por denominarla de alguna manera, va de un atraco de –ni más ni menos- 17 millones de dólares en un banco regional estadounidense. Sorprendentemente parece ser que está inspirado en un hecho real, si no creo haberme informado mal ¡El colmo! ¡Qué manera de desaprovechar un argumento que podría haber dado tanto juego a la hora de desmenuzar todos los pormenores!

Una perfecta ocasión, siempre que no molesten a nadie a su alrededor y lo hagan extremando medidas para no deslumbrar a nadie, para enviar alguna rezagada felicitación pendiente a amigos en los que todavía no habían reparado. Es lo que hice yo, pero cuidado, tan solo porque me encontraba prácticamente solo y a nadie más molestaba.

No me extraña del todo tan catastrófico resultado viniendo firmada por quien viene, Jared Hass, el excéntrico responsable de las frikadas al menos curiosillas NAPOLEÓN DYNAMITE y SUPER NACHO. Sin comentarios.

Y qué desperdicio de actores resultones: Zach Galifianakis, Owen Wilson, Kristen Wiig, Jason Sudeikis…

Hasta aquí llego. Lástima de irrecuperable tiempo perdido. Al menos ante tarde tan gélida, queda el calorcito reparador que contenía la pequeña sala en la que era proyectada.

A huir… por pura higiene mental.