Haciendo las américas

 

08/02/2016

Marmotas del tiempo

Perdonadme que os hable de marmotas ahora que estaréis comentando el Carnaval, pero es que esta semana pasada se ha celebrado aquí el Día de la Marmota (Groundhog Day), y como lo de Don Carnal y Doña Cuaresma no se lleva por estas tierras, se me ha ocurrido hablaros de esa curiosa tradición.

En realidad fue mi madre la que me dio la idea cuando el día de la “Candelaria” en España, el 2 de febrero, me dijo de corrido el refrán: “cuando la Candelaria plora, el invierno va fora y si no plora, ni dentro ni fora”. Yo creo que lo había escuchado alguna vez, pero desde luego, no es lo primero que me pasó por la cabeza el 2 de febrero. Sin embargo, al día siguiente me sorprendió bastante encontrarme con que los americanos usan a una marmota (Phil la han bautizado) para llegar más o menos a la misma conclusión. Esto es, ese mismo día, según el animal salga de la madriguera y decida quedarse fuera o volverse a meter dentro, los “expertos” interpretan que el invierno ha pasado ya o, por el contrario, todavía le queda.

La historia de la marmota parece que se remonta a los siglos XVIII o XIX, cuando empezó a celebrarse en algunas zonas del centro y sur del estado de Pensilvania por influencia de los inmigrantes alemanes.

Según los historiadores, los agricultores germanos utilizaban un tejón para saber cuándo tenían que cultivar sus tierras: si al salir de su guarida en invierno veía su sombra en un día soleado, y se asustaba, se interpretaba que volvía a su hibernación por seis semanas más, indicando que continuaba el invierno; si, por el contrario, al salir no veía su sombra, porque ese día no hubiera sol, el animal pensaba que ya había llegado la primavera y se quedaba fuera.

Como ocurre con el refrán de la Candelaria, puede que realmente fuera fruto de la observación, y que se creyera a pies juntillas, por la experiencia, en la fiabilidad del método. Pero en pleno siglo XXI, aunque los defensores de la marmota Phil aseguran que acierta hasta en un 90% de las ocasiones, las estadísticas no son tan favorables. De hecho, según la revista ‘National Geographic, esta ya famosa marmota sólo ha acertado con sus pronósticos meteorológicos en 16 de los últimos 60 años.

Pero lo que no falla es la expectación que despierta esta curiosa celebración. Este año se calcula que entre 15.000 y 18.000 personas han asistido en directo a la predicción de Phil, lo que en el terreno económico se traduce en la cita más importante del año para los habitantes de Punxsutawney, la localidad de Pensilvania que se ha hecho famosa por esta fiesta. “Poderoso caballero es Don Dinero”, que diría Quevedo. Da igual si Phil acierta o no.

Seguro que muchos recuerdan el Día de la Marmota de la película “Atrapado en el tiempo” de 1993, con Andie MacDowell y Bill Murray, en la que el meteorólogo al que encarnaba Murray se despertaba una y otra vez en ese día, condenado a repetir la misma historia hasta que comprendía cuál era realmente la diferencia que le permitiría seguir adelante. Parece que, una vez más en América, fue el cine el que creó la tradición, y gracias a aquella película se hizo verdaderamente famosa la marmota Phil.

Todos los telediarios y periódicos de Estados Unidos le han dedicado un espacio esta semana, y estoy bastante segura de que allí en España también os han contado que Phil ha predicho que este año la primavera llegara pronto (o sea, que no vio su sombra al salir de la madriguera). Sin embargo, no creo que se acordaran mucho de la Candelaria en los telediarios.

¡Cómo somos!, nos llama la atención una marmota y nos olvidamos de la sabiduría popular que rigió durante siglos la vida de la gente… Y no digo que la tradición original en Alemania no fuera un poco fruto de la experiencia, como nuestros refranes, pero poco queda de esa tradición en Estados Unidos, ya que hasta el animal lo han cambiado.

Pero no me quito una cosa de la cabeza, y, de hecho, por eso estoy escribiendo sobre este tema: según el refrán de la Candelaria, como no llovió el día 2 de febrero, la primavera en España también está (o debería estar) cerca. ¡Qué casualidad!

Eso sí, habrá que ver si Phil y el refranero español aciertan…

 

Foto: www.npr.org

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