Haciendo las américas

 

11/08/2014

Fe de erratas

Las maletas yacen otra vez encima de la cama. Abiertas, vacías, esperando tragarse vestidos de verano, pantalones cortos y algunos regalos. ¡Volvemos a España! De hecho, cuando estas líneas se publiquen, ya estaremos allí.

Así que, entre listas de cosas que me tengo que llevar, y que me tengo que traer a la vuelta, he pensado que ya van unos cuantos artículos, y que estaría bien repasar y corregir algunos errores que he cometido. Por supuesto, todos han sido sin querer, la mayoría provocados por la rapidez con la que algunas semanas he tenido que completar las seiscientas y pico palabras. Y no porque se me haya olvidado mi “cita” con este digital, sino porque escribir con un bebé sin parar de moverse por toda la casa… ¡da mucho trabajo!

Quizá una de las cosas que más me han reprochado es lo de generalizar hablando de América. Son varios los que, sobre todo a través de las redes sociales, me han señalado que esto es Estados Unidos, y que América es todo el continente. Cierto. Perdón. Mi intención no era alimentar el “ombligocentrismo” de este país (como alguien describió), sólo me puse a escribir utilizando las expresiones que veo y escucho cada día en la televisión. Pero me parece justo corregirlo, o tratar de hacerlo.

Otra cosa que me han dicho es que no siempre se pueden extrapolar los “tamaños” de las cosas en Texas al resto del país. Ya lo conté en el artículo sobre la comida, aunque no sé si cité un refrán que tienen aquí: “Everything is bigger in Texas”, o lo que es lo mismo, “todo es más grande en Texas”. Doy fe de ello en lo que respecta a la comida y los coches, aunque hay otras cosas como las carreteras y las casas, que son grandes (o más grandes que en España) a lo largo y ancho de los 50 estados.

En cuanto a los errores “técnicos”, mi marido me ha puntualizado que cometí uno en el cálculo de los grados Fahrenheit al hablar del calor. En la fórmula que puse, restaba 30 grados a la temperatura en Fahrenheit. Pues bien, al parecer, hay que restar 32. Y aunque el resultado que me daba era bastante parecido al que debería haber sido, es justo ponerlo bien por si alguno se entretiene en hacer cálculos.

También hay quien me ha señalado que, en mis comparaciones, siempre salen perdiendo los estadounidenses. En eso no estoy de acuerdo: he contado bastantes veces cosas que me gustan mucho de aquí, como el respeto por las ideas políticas y sus manifestaciones, la amabilidad de la gente, algunos dulces y postres, su himno nacional… Lo que pasa es que mi visión manchega me hace ver algunas cosas en plan divertido, y, otras, en plan “morriña”, como creo que le pasa a cualquiera que viva un tiempo fuera de España. Además, intento siempre comprender el contexto, la tradición de sus costumbres, saber los “porqués”. Pero, puesto que he podido ser malinterpretada, a partir de ahora, me fijaré bien en cómo expreso las cosas.

De los errores también se aprende, y yo me apunto todos estos para mejorar semana a semana.

La parte buena de escribir estas líneas es que también recibo mucho feed back, como dicen aquí. O sea, ideas nuevas, respuestas y correcciones. Y no caen en saco roto. Tengo una lista de sugerencias de temas que me han llegado desde España, por supuesto, pero también de gente que vive aquí, que comparte grupos conmigo en Facebook y otras redes sociales, que me señalan las peculiaridades dignas de mención y también las semejanzas, a pesar de las miles de millas de separación y el abismo cultural.

Prometo que iré hablando de todo ello.

Ahora, me voy a terminar de hacer las maletas. Nos vemos en septiembre.

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