03/08/2014
Hace unos días se han reunido en la Moncloa el Presidente del Gobierno, Rajoy y el Presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas. Se han reunido supuestamente para hablar y buscar soluciones al conflicto catalán. Por lo que nos cuentan a los ciudadanos de a pie, que es bastante poco, no hay acuerdo posible en lo referente a la consulta soberanista que se mantiene para el mes de noviembre. No obstante, creo que hay algo más que nos ocultan, algo que me imagino nos irán contando poco a poco soltando globos sonda para testar a la opinión pública. Lo veremos en muy pocas fechas.
Dicho lo anterior, y visto y leído las corruptelas de la familia Pujol, y en contra de mi línea habitual de estos artículos dominicales, quisiera hacer una reflexión personal sobre la problemática de este hecho diferencial aunque sea políticamente incorrecto. En primer lugar quiero decir que soy un gran conocedor de la Constitución española de 1978, y pienso sinceramente que es una buena herramienta jurídico-política de convivencia. Pero al igual que es una buena herramienta para la convivencia, ha sido y es utilizada para romper esa convivencia en paz y armonía de todos los pueblos de España. Creo que los padres de la Constitución se equivocaron al redactar su Título VIII, y fundamentalmente al establecer las competencias exclusivas del Estado y las que podían asumir las distintas Comunidades Autónomas. Y se equivocaron, a mi humilde criterio, al permitirse las transferencias de dos servicios públicos que sirven para la cohesión social como son la sanidad y la educación, y sobre todo esta última. Los nacionalistas, y los nacionalistas independentistas han y están utilizando la educación para desvirtuar la historia, para manejarla a su antojo, y para crear mundos ficticios e idílicos que nunca han existido. Si todos nos preocupásemos de la historia real, y no las que interesadamente y sesgadamente nos cuentan, podríamos ser más objetivos con las cosas que están ocurriendo. Podríamos tener conocimiento de causa, analizar y rebatir, con argumentos, todo tipo de falacias que se escuchan y se leen. Es cierto que los independentistas nos han ganado la guerra del lenguaje y de lo que es políticamente correcto, bien es cierto que con el apoyo de ciertos partidos e intelectuales de izquierdas que se han subido al carro del odio a todo lo español.
Arthur Mas está llevando a los catalanes a un callejón sin salida, les está claramente mintiendo sobre lo que fue Cataluña en el pasado y lo que le espera en el futuro con su independencia. Y les está mintiendo simplemente porque no les dice la verdad. Veo una huida hacia adelante, hacia el precipicio, y todo en beneficio de unos pocos, y sino que se lo digan a la familia Pujol. El pueblo catalán terminará pagando las consecuencias, y el tiempo pondrá a cada uno en su sitio, y espero que sea más pronto que tarde. Espero de mi Gobierno más contundencia, que defienda los intereses de todos los españoles, que no permita que nos insulten y que nos tomen por tontos cuando afirman que España nos roba. Ofende que día sí y día también, con una chulería difícil de soportar, nos digan lo que van hacer, que si consulta sí o sí y si no atenerse a las consecuencias, que si declaración unilateral de independencia, que si esto que si lo otro. La Ley está para aplicarla con toda su dureza, pero también existe la pedagogía. Nos han ganado la guerra del lenguaje, demos la vuelta a esta situación, sean más didácticos, empleen más esfuerzos y recursos para revertirla. Menos leyes y que se aplique como dicen los calvinistas. No dejen pasar ni una, cumplan con su trabajo, aplaquen a las fieras, aunque sea con música, pero hagan algo. Y por último, dimita Sr. Mas, reconozca sus errores, denuncie lo que sabe de corruptelas, diga la verdad y váyase.
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