17/12/2013
Un frío seco e intenso que traspasa hasta nuestro tuétano nos recuerda que el invierno está próximo. Pero como aún nos queda algo de otoño (sin duda, mi estación favorita), hemos decidido despedirlo de la mamo o más bien “de la voz”, de una cantante especial, Eva Cassidy.
Me siento agraciado por poder dar a conocer (a quien no la conozca) la magia de esta voz tan versátil e imponente, que podía cantar de todo, blues, jazz, soul, pop, incluso bossa, imprimiendo el exacto toque de emoción. Capaz de ponerse en la piel de Sara Vaughan, para luego irse a la de su adorada Ela, interpretando cualquier standart de jazz. O clavar una canción folk al estilo de Joni Mitchel con igual brillantez. Aclaro lo que quiero decir con “sentirme agraciado con dar a conocer”. Lo expresé así porque Eva no está catalogada entre las grandes divas de la canción americana. Digamos que pertenecería a una especie de lista “b” no oficial, como si fuera una gema oculta injustamente valorada por la historia. Pero, ya saben que la historia es muchas veces injusta.
Memorables son sus interpretaciones del “Over the rainbown” ( a la altura de Judy Garland), o de ese clasicazo llamado “At last”( sin que nada tenga que envidiar a Etta James), del “Time is a healer”, o del “Summertime”( a lo Nina Simone). También temas pop, con preciosas versiones del “Imagine” de John Lennon, o del “Fields of gold”.
Quedé deslumbrado por su voz gracias a los “Diálogos tres” de Ramón Trecet y a la insistencia de un amigo que no se suele equivocar, y que le descubrió igualmente el “Songbird”, álbum editado dos años después de su muerte que reúne sus versiones más destacadas.
No solo lo digo yo; grandes de la música como Paul Mcartney, Eric Clapton o Sting (que reconoció haber llorado al verla interpretar el “Fields of gold”) se han rendido a la evidencia de su voz.
Se trata de una artista renacentista, cantante, guitarrista, dibujante, pintora. A los nueve años ya tocaba la guitarra, y tuvo como primeras influencias a Bob Dylan y Pete Seeger. Ya en su juventud encontró a Chris Biondo, ingeniero de sonido, que la dio a conocer, y ahí empezó todo. Recuerdo con nostalgia aquellos “Diálogos tres” en los que se hablaba de su extrema timidez y de su desinterés por el éxito multitudinario, valores imperantes en el mundo de la industria musical, lleno de arrogancia y de ego.
Es una pena que los mejores se vayan siempre prematuramente, y Eva nos abandonó a la edad de 33 años tumbada por un maldito cáncer de piel. En una última y emotiva actuación interpretó el “What a wonderful World” que inmortalizara Sachtmo.
Sin duda, traemos hoy un personaje misterioso, una voz que se ha convertido en leyenda con el paso de los años. Recuperar voces como la de la estadounidense sirve para poner a salvo al respetable de epidemias estilo “Operación triunfo” o programas pseudoartísticos como “La voz”, sensacionalistas y tendentes a la lágrima fácil, que hacen las delicias de televidentes desparramados en sus sofás, y con las neuronas relajadas. Principalmente porque lo importante en estos programas no es precisamente la música, si no conseguir audiencias a toda costa. No me voy a meter en debate tan estéril, hoy toca saborear la voz de una enorme artista. Porque ya que nos toca despedir este precioso otoño crujiente de luz dorada, recomiendo su versión del “Autumn leaves”, versión del tema francés “Les feullies mortes” de Jacques Prévert y Joseph Kosma, que ha sido interpretado por tantas voces ( Edith Piaf, Nat King Cole o Diana Krall, entre ellas), y tocado por tantos genios del jazz ( Miles Davis, Chet Baker, Errol Garner o nuestro héroe patrio Don Pedro Iturralde). No digan que no tienen medios a su alcance para escucharla, en la era de youtube.
Si no, lo pueden hacer en el enlace mencionado al final de este artículo.
Lo puedes leer en: http://thewaytoinnisfree.wordpress.com/2012/12/16/luneando-xxiv/
©2025 Ciudad Real Digital | www.ciudadrealdigital.es