Barricada Cultural

 

29/01/2020

Del lado de los perdedores

por Ignacio Gracia

No sé por qué será, si por carácter, épica, masoquismo o estupidez; pero siempre me ha gustado el lado de los perdedores. Más aún, pudiendo elegir en muchas ocasiones me he puesto en las filas de los que pierden. Ya desde pequeño, cuando veía por la segunda cadena (UHF, no había más) un partido de baloncesto, siempre tomaba partido por los que estaban perdiendo. Soy fan de las remontadas o un nadador de contracorriente.

Quizás sea por aquello de rodearme de buena gente, por lo que ya comenté sobre lo que cita James Stewart en “Caballero sin Espada”: que los que luchan por una causa perdida son los que realmente merecen la pena, porque sabiendo que van a perder continúan luchando. O lo que decía Camus sobre el poder moral de aquellos que pierden llevando la razón, tan atractivo como imposible de ocultar o de sepultar.

El caso es que necesariamente tuve que elegir el deporte más injusto, sufrido y maldito: el ciclismo. En la mayor parte de deportes se compite once contra once, cinco contra cinco o a lo sumo uno contra otro. Aquí uno solo compite contra la suma de todos los demás. Por eso siempre te vence. No se puede ocultar nada, te la juegas contra la muerte literalmente sobre el filo de una navaja (o tubular), saca el hijo de puta que llevamos dentro (reflexión acertadísima de un doctor ciclista) y es tan injusto como sólo lo es la puta vida. Igualico que ella. Por eso me gusta -¿veis?

Pues incluso dentro del ciclismo se puede estar peor. Porque se puede ser mujer y ciclista. Comentaba el sábado pasado en una entrevista Dori Ruano, una exprofesional, sobre el periplo de competir siendo mujer. Hablaba de su triste (y no por los resultados) participación en los mundiales de Japón (1990) y de Colombia (1995). El primero les permitiría clasificarse para los juegos olímpicos de Barcelona. Todos los flashes se los llevaban siempre los componentes del equipo masculino, que por cierto ganaron en Colombia dos oros y una plata: Olano y un tal Induráin. Lo que no sabía el público (ni tampoco los competidores hombres por ser justos) es que la federación discriminó brutalmente a las mujeres. Consideraban su participación poco menos que un viaje de placer, con lo que había poco dinero para ellas. Además, el presidente decidió en el último momento emplear uno de los billetes para que lo acompañara su señora esposa, con lo que las féminas tuvieron que elegir entre prescindir del mecánico o del masajista. Prescindieron del mecánico, esperando que les echara una mano el de los chicos, aunque poco pudo hacer dado el enorme curro que tenía.

Comentaba sin rencor compartir carretera con los hombres, pero que cuando llegaban a comer a los varones les tocaba chuletón traído de España, cocinado por el cocinero que también viajaba y a ellas en cambio filete empanado del menú del hotel. Recordaba dudar un momento si mandarlo todo al carajo porque con las míseras dietas que les daban a ellas si querían competir tenía que ser pidiendo prestado dinero a sus padres. Y recordaba, tras el segundo de duda, las enseñanzas que le habían transmitido sobre no rendirse nunca y demostrar lo que eres compitiendo, sin poner excusas. Por eso aceptó siempre el dinero. Ese que el padre de su compañera de montaña Marga Fullana ganaba trabajando como jardinero, echando numerosas horas extras entre otros en el bloque de un amigo mío. Nunca protestó, nunca se quejó. Al contrario, el jardinero le regaló a mi amigo Pablo un póster firmado por ella, todo emocionado cuando se enteró que le gustaba la bici.

Pues qué queréis que os diga. Que mi amigo tiene ese póster conservado como un tesoro. Y que hoy no voy con Olano, ni –jamás hubiera pensado decir esto, pardiez-, con Induráin. En aquellas competiciones tomo partido por las chicas, por el auténtico ciclismo. Y por supuesto, a pesar de la discriminación se clasificaron para las olimpiadas. E incluso en algunas competiciones posteriores el resultado del equipo femenino fue superior al de los hombres. La propia Dori llego a ganar un mundial de pista y ganó otras dos medallas en mundiales, una en ruta y otra en pista. ¿Alguien acaso lo dudaba?

 

Foto: doriruano.es

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