Barricada Cultural

 

03/04/2018

Cuatro películas... Figuras ocultas (II)

por Alicia Noci Pérez

Vamos a quedarnos esta semana dentro de nuestras fronteras, donde también tenemos una figura femenina que desarrolló dentro del mundo del cine una magnífica faceta de directora y, sin embargo, muchísimo menos conocida que la de actriz. Me estoy refiriendo a Ana Mariscal.

Mire usted por dónde, estudiante también de ciencias, de Ciencias Exactas concretamente, era hermana del director de cine Luis Arroyo y, además, aficionada al teatro desde jovencita, cóctel que terminaría por llevarla por el camino de la interpretación.

Tras la guerra civil, se marcha con su hermano a Roma y allí, en 1940, debutó en el cine con veinte años con la película “El último húsar”, de Luis Marquina. Su trabajo en este film lograría que la seleccionaran para protagonizar “Raza”, la película de Sáenz de Heredia cuyo guión escribió Franco bajo el pseudónimo de Jaime de Andrade. Esto, evidentemente, le proporcionaría una enorme fama y la convertiría en una de las grandes actrices de la posguerra, en dura pugna con la extraordinaria Amparo Rivelles.

Llegó a participar en unos cuarenta y cinco títulos (“Vidas cruzadas”, “La princesa de los Ursinos”, “Pacto de silencio”, “El tambor del Bruch”, “Un hombre va por el camino” o “La reina del Chantecler”). Además, fueron también muy numerosas sus apariciones en obras de teatro y llegó a formar su propia compañía en 1945, con la que montó un “Don Juan Tenorio” en la que se reservó el papel principal... masculino.

Ya en la década de los 50 decidió dar un paso más y se colocó tras la cámara. Fundó la productora “Bosco Films” junto a su marido, Valentín Javier, fotógrafo que colaboraría en su primera película, “Segundo López, aventurero urbano”, sorprendiendo con un tipo de cine neorrealista. A ésta siguió “Con la vida hicieron fuego” y “La quiniela”, estupendas obras que, sin embargo, no tuvieron una justa acogida entre el público.

Derivó entonces hacia un cine más comercial, aunque aún dirigiría obras de mayor calado, como ocurrió con “El paseíllo” y con la película que hoy les traigo, “El camino”, la adaptación de la novela de Miguel Delibes.

El resultado de este trabajo, que data de 1963, es una vigorosa adaptación del libro en la que, además, demuestra una evidente capacidad en dirigir tanto a actores noveles como consagrados del tenor de Julia Caba Alba, en una maravillosa

interpretación una vez más (a mí es que esta actriz me encanta), Maruchi Fresno, Mary Paz Pondal, María Isbert, Asunción Balaguer, Xan das Bolas, Maribel Martín cuando era una niña con trenzas o un muy joven Juan Luis Galiardo.

Les decía que se basa en la novela de Miguel Delibes y me parece que capta y transmite perfectamente la forma de escribir de este genial novelista. Su prosa, su forma de contar las historias más cotidianas, que parece sencilla, pero con un vocabulario tan rico, y con un efecto de emotividad que consigue que las recuerdes siempre. Pues yo encuentro todo eso en esta película, por eso me parece una adaptación tan buena.

Es una pena que una directora con tan grandes cualidades no alcanzara el éxito como se merecía y, a finales de los sesenta, las dificultades económicas le obligaron a cerrar su productora.

Cuando dejó el cine, se dedicó a escribir, tarea que no iniciaba entonces, ya en 1943 la censura prohibió la publicación de su novela “Hombres”, que no llegaría a ver la luz hasta 1992. Y también se dedicó a la enseñanza como profesora de interpretación, a la que igualmente había dedicado esfuerzos previamente en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) (conocido a partir de 1961 como Escuela Oficial de Cinematografía (EOC)).

Pero Ana Mariscal, a pesar de ser una pionera dentro del cine español, no fue la primera mujer directora. Lo fue Helena Cortesina, que dirigió y produjo “Flor de España o La leyenda de un torero”, estrenada en 1923, aunque podría ser algo anterior. Tampoco pudo mantener su productora y tuvo que venderla.

Bueno, realmente, en cuanto a quién ocupó el cajón más alto en esto del podio de la primera mujer directora española tenemos una controversia. Hay quien coloca allí arriba a Elena Jordi, que al parecer produjo, dirigió y protagonizó en 1918 la película de cine mudo “Thais”, pero no se ha conservado ninguna copia.

También tenemos a Rosario Pi, que se dedicó a la cinematografía desde 1930. Ejercería diversas funciones dentro del cine de la República: fue productora y guionista y, en 1935, realizó una interesante versión de la ópera del maestro Penella “El gato montés” y, en 1937, otra versión muy particular de la zarzuela “Molinos de viento”, del maestro Pablo Luna.

Y no quiero dejarme a otras dos pioneras: Margarita Aleixandre, que fundará una productora en los años 50 junto al crítico de cine Rafael Torrecilla y dirigirá “Cristo”, “La ciudad perdida” o “La gata”, primera película española (o, mejor dicho, con capital íntegramente español) en Cinemascope.

Todas ellas abrirán el camino que luego han seguido Pilar Miró, Josefina Molina, Gracia Querejeta, Isabel Coixet (ganadora del Goya 2018 a Mejor dirección por “La librería”), Icíar Bollaín, Carla Simón (que también se ha llevado el Goya este año a Mejor dirección novel con “Verano 1993”) o Elena Martín (directora de “Júlia Ist” que previamente protagonizó “Las amigas de Ágata” dirigida por Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen como un trabajo de fin de grado que cosechó un enorme éxito en 2014).

Ya ven que la lista de directoras es cada vez más abundante y, desde luego, podemos sentirnos felices de que sus trabajos ya no van a quedar ocultos.

(Fotografía: Realizada durante el rodaje de “El camino” en Candeleda, vemos, de izquierda a derecha, a Julia Caba Alba, Mary Delgado, una hija de Delibes, Ana Mariscal, el propio Delibes y Xan das Bolas).

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