11/08/2013
Andrés Ferrer Taberner ha realizado en solitario todos los caminos de España que van hacia Poniente. Caminante impenitente, el autor del libro De árboles, nubes y sueños. El caminar de un peregrino a Santiago ha participado y organizado ciclos culturales en la montaña, aunando el senderismo con el conocimiento, en línea con la Institución Libre de Enseñanza. Ha sido, además, profesor de Historia del Arte y se define como un «poeta del pensamiento libre, un gran observador y divulgador que investiga, explora y transmite con ilusión, describiendo todo aquello que ve, más allá de la mirada, convirtiendo al lector en compañero cómplice de sus andanzas entre nubes y montañas».
De árboles, nubes y sueños es una suerte de ‘road movie’ novelada, iconoclasta, irreverente, lírica, épica y libre como su autor. Difícil de clasificar, al no sujetarse a género alguno, salta de la historia a la comedia, de la geografía a la poesía y del arte al relato, pasando por el ensayo.
1.- De árboles, nubes y sueños. Es el título de su libro pero ¿pueden ser estas tres palabras el resumen de su experiencia tras haber hecho a pie el Camino de Santiago?
A. F. T.-Para mí, desde luego. Cuando di con ellas y las combiné supe que resumían mi viaje y mi estado de animo en él. Tanto los árboles como las nubes y los sueños -los míos, naturalmente- fueron el hilo conductor de mi andadura. Los duendecillos que mantenían mi corazón e imaginación despiertos y atentos a los prodigios de un viaje tan increíble como es hacer el Camino de Santiago andando.
2.- Don Vicente Blasco Ibáñez era también un gran viajero. ¿Ha influido en su afición las impresiones que nos dejó plasmadas de sus viajes el gran escritor valenciano?
A. F. T.- No. Quien más ha influido en mí, en la manera de sentir el paisaje al menos, ha sido la generación del 98, muy especialmente Antonio Machado. En cuanto a mi forma de relacionarme con las personas a lo largo del Camino -tanto con mis compañeros como con los lugarenos cuyo trato frecuentaba -, ha sido el cine de Luis García Berlanga el que me ha marcado su impronta desde la infancia. Ahí sí que me siento muy valenciano. En mi manera de relacionarme con el prójimo suelo echar mano de un análisis irónico crítico y cariñoso a la vez, rasgo berlanganiano como pocos. El humor es una herramienta muy útil para conocer de verdad a la gente. Y sobre todo a uno mismo.
3.- ¿Por qué eligió el Camino Francés? Puente la Reina.
A. F. T.- Porque es la ruta jacobea por excelencia, tanto por razones históricas como culturales en general. Además del Camino Primitivo (el que parte de Oviedo), por supuesto.
4.- Se define su libro como una obra iconoclasta, irreverente, lírica y épica. ¿Su autor se puede definir también de esta forma?.
A. F. T.-Yo diría que sí. Tengo una visión sobre la vida muy poética e irónica a la vez. Tanto que puedo incurrir en algún que otro exceso al respecto.
5.- ¿El viajero mira el Camino de Santiago de una forma distinta al Peregrino?
A. F. T.- Sí. Su punto de vista es más amplio. El viajero tiene la obligación de aportar una visión más amplia y universal. Y sobre todo más literaria.
6.- Un viajero se fija en todo lo que ve. ¿Qué fue lo que más le llamó la atención a lo largo de su recorrido?
A. F. T.- Pues en el control casi absoluto que tiene el paisaje en el estado de ánimo. Pesa mucho en las alegrías o penas del caminante. Incluso modela el propio monólogo que interiormente va manteniendo éste en sus largos ratos de soledad. Catedral de Burgos
7.- Dice del Camino de Santiago que es un espacio de emociones del que no deseará volver hasta no haber llegado al final. ¿Tiene tanto embrujo como para hacer que uno siga hasta el último kilómetro aunque le falten las fuerzas?
A. F. T.- Sí, porque es un espacio de plena libertad en donde el viajero se desplaza en tres direcciones a la vez: en el geográfico, en el temporal (recorrido histórico y artístico) y en el personal (a través de los propios sentimientos y pensamientos que el Camino le va despertando). Por tanto, el peregrino o caminante se sentirá impulsado por esa energía interna que alberga el ser humano cuando está motivado o ilusionado de verdad y que es capaz de abordar cualquier empresa. Porque al final el Camino de Santiago es un sueño que hacen realidad los pies a fuerza de voluntad y convencimiento. Si el caminante a Santiago goza de esa energía, una ampolla en el pie -por muy mala pinta que tenga- le dará risa, puesto que la verá como una simple burbuja de aire adherida a su piel. En cambio, si carece de ese impulso del que hablo, una ampolla se le antojará tan dramática como una gangrena gaseosa al menos. Y abandonará. Al final, como casi todo en la vida, es cuestión de carácter.
8.- Y la acogida al viajero ¿Varía mucho de una Comunidad a otra?.
A. F. T.- No noté diferencia alguna. España sigue siendo hospitalaria en cualquier rincón, sea jacobeo o no.
9. - ¿Qué sintió al llegar a la Plaza del Obradoiro?
A. F. T.- Lo mismo que se siente en una noche de amor largamente acariciada: Un gran subidón y a la vez una paz indecible. Y también ganas de repetir, claro.
10.- Lleva ya recorrido medio orbe a pie o en bici. ¿Aún le quedan fuerzas para seguir disfrutando de su gran afición?
A. F. T.- Bueno, lo de medio orbe es muy exagerado, ya quisiera yo. Lo que sí puedo decir es que cada paso dado por mis piernas ha sido a conciencia, sintiendo el camino tanto en mis pies como en mi mente y corazón; ese debe ser el poso de los viajes andando.
11.- Después de la experiencia de haber publicado De árboles, nubes y sueños piensa plasmar sus reflexiones sobre alguno de los viajes que realizó en algún otro libro?.
A. F. T.- Mi próximo libro será de relatos cortos. Pero seguro que en un futuro no muy lejano habrá otro de narrativa de viajes.
12.- Quiero agradecer a este viajero incansable el hecho de haberme permitido dar a conocer a los que visitan mi blog sus experiencias.
A F. T.- Soy yo el que le agradezco la oportunidad que me ha brindado aquí para hablar sobre mi libro.
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