06/04/2017
El jilguero estrena vida en el parque. Un perro lo ve indeciso, se acerca y lo balancea. Las primeras hormigas han cavado su red de galerías. Huelen las migas de pan que caen de las meriendas de los niños becados. Los niños solo quieren merendar pan blando porque les duelen las muelas. Un niño canta una canción de hombre. Ensambla las piezas de dos muñecos y los pone a trabajar en la construcción. Una niña rompe a llorar porque tiene miedo de que su madre se vaya lejos mientras está en el colegio. Otra, roba una muñeca y la acuna con ternura. A la mujer mayor le tiembla la mano y no puede inscribirse en el curso de bailes de salón. Dice que solo quiere bailar con mujeres.
A las palomas silvestres las han echado de la ciudad. Se dice que son ratas voladoras y que destruyen los tejados con su palomina. Los espantapájaros están cuajados de discos relucientes que las deslumbran y están exhaustas. Gritan como niñas locas entre los campos de trigo. Las hormigas forman espirales sobre los desagües con las primeras lluvias de abril. Los niños enseñan sus encías rojas. Cuentan las heridas de las rodillas que se vuelven azules y se irisan con la Mercromina. El niño-hombre coloca un hacha en la mano derecha de su peón para que pueda atacar al capataz, que le ha quitado a su mujer. Otro, levanta los puños y está muy enfadado con Van Gogh porque dice que a él se le rompen todos los amarillos. La muñeca robada pasa la noche en un charco. Ha perdido la cabeza. La mujer mayor dice que tiene secuelas. Que es viuda desde hace mucho. Pero que la memoria aún le duele.
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