Barricada Cultural

 

02/03/2017

El mirlo esquiva las volutas que vierte la chimenea del crematorio

por Isabel Cárdenas

El mirlo esquiva las volutas que vierte la chimenea del crematorio. Planea un instante entre los cipreses y se lanza en picado sobre los arándanos del centro comercial. El pico se le parte contra el cristal y queda malherido. Al atardecer, agoniza junto al escaparate de la sección de frutas.La mujer del taller para personas en riesgo de exclusión merodea por el mercadillo. Sus ojos son dos botones negros que rastrean el suelo. Entre las pestañas tiene cristalitos de sal. Dice que una vez se encontró un billete de cinco euros. Que anoche cenaron una patata con un puñado de fideos.

Pero le da apuro pedir a las monjas. Susurra que sigue en este mundo por sus hijos. No recuerda si sabe escribir. Le da igual. No conoce a nadie que leyera sus cartas. Lo que quisiera de verdad es poder hacerle un regalo a su nieto.

La gitanilla entra despavorida al centro social. Una bruja con ojos de sangre la persigue a través del parque desmochado. La chiquilla se esconde en el fondo del almacén. Quiere quedarse a dormir y se mete en una caja de figurillas de poliespán. Hunde las manos en las figuras ingrávidas, las tira, las voltea y las levanta. Entre las trenzas se coloca un velo de estrellas y se llena de dicha. Vivan los novios.

El pastor alemán debe guardar la casa de los gitanos de los dientes de oro. Pero pasa la noche ladrando a la Luna Creciente.

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