Barricada Cultural

 

13/10/2016

Cuentos de hadas en la botica: Atravesando el bosque subterráneo (5)

por Isabel Cárdenas

La joven reina dio a luz una hermosa criatura y la madre del rey envió un mensajero a su hijo para comunicarle la buena noticia. Pero, por el camino, el mensajero se cansó y se quedó dormido en la ribera de un río. Entonces apareció el demonio y cambió el mensaje por otro en el que ponía que la reina había alumbrado a una criatura medio persona y medio perro.

El rey se quedó espantado al leer el mensaje pero envió un mensaje de respuesta transmitiendo su apoyo y su amor a la joven reina. Ordenó que la cuidaran para que pudiera superar la terrible prueba. El paje que llevaba el mensaje, volvió a pasar por el río y a sentir un ardiente deseo de dormir un rato en la orilla. El demonio volvió a presentarse y a cambiar el mensaje por otro en el que daba órdenes para matar a la reina y a su criatura.

La anciana madre se horrorizó ante la orden de su hijo y, como no daba crédito, envió a un mensajero para que la confirmara. Pero todos los mensajeros se sentían cansados y se quedaban dormidos junto al río permitiendo al demonio cambiar los mensajes por otros cada vez más crueles. Finalmente, la madre del rey leyó que debía conservar los ojos y la lengua de la joven como prueba de su muerte.

La anciana no pudo soportar obedecer tan cruel mandato y, en su lugar, sacrificó una paloma, le arrancó los ojos y la lengua y los guardó. Ayudó a la joven reina a sujetarse la criatura al pecho, la cubrió con un velo y la animó a huir para salvar su vida. Con inmensa tristeza, las dos mujeres se despidieron con un beso.

En la quinta parte de este relato, el rey se va, pero su extraordinaria aportación psíquica al descenso de la doncella manca al bosque subterráneo se mantiene inalterable gracias al amor y al recuerdo.

Sabe que el rey tiene un compromiso con ella y que no la dejará abandonada como le prometió antes de casarse.

La joven reina está embarazada y esto significa que su unión con lo masculino interior está generando sorprendentes o grandiosas ideas que son el resultado de una mirada nueva y juvenil, de nuevas expectativas. Este alumbramiento equivale a convertirse en uno mismo y solo se conseguirá a través de la espera. Pero, a la función de comunicación de la psique le entra sueño y se olvida de todo: se nubla la comprensión que necesitamos para desarrollar la dignidad moral y la acción apropiada en nuestra vida y en el mundo. Está ilusionada y no se acuerda del demonio, de la habilidad del depredador para torcer las percepciones humanas.

El demonio de la cultura se manifiesta en el menosprecio de los objetivos, el lenguaje despectivo, los juicios temerarios, las prohibiciones y los castigos injustificados. Todo lo que cambie los vivificadores mensajes entre el alma y el espíritu por mensajes letales que parten el corazón, causan vergüenza y paralizan las acciones adecuadas: los medios y métodos destructivos, despojados de bondad y significado.

En este relato, el demonio se presenta después del nacimiento del precioso hijo de la doncella, atraído por la luz que a él le falta. Expresando este mismo argumento, algunos de los padres de la mitología como Crono, Urano y Zeus, querían devorar a sus vástagos antes de que estos los desbancaran. Es la fuerza destructiva del complejo: ideas y emociones que, inconscientemente, imponen su dominio. Y el antídoto siempre es la conciencia y el reconocimiento de nuestras propias debilidades con el fin de que no pueda actuar por su cuenta. Describir, nombrar y catalogar los impulsos y deseos vergonzosos o reprimidos para arrancarles la fuerza.

Este cuento nos recuerda que, por mucho cansancio o ganas de abandonar y dormir que tengamos, hemos de acabar las tareas emprendidas y no esquivar sino enfrentarnos al posible complejo que nos esté paralizando. A no creernos los mensajes negativos que nos envíe cualquier aspecto subdesarrollado de la cultura en la que vivimos o de nuestra propia psique. A no perder la confianza jamás en los caminos que emprendemos.

El rey de la psique es valiente. No se vendrá abajo al primer golpe, no se dejará dominar por el odio o el afán de castigo como quiere el demonio. No duda de su esposa. Manda cuidarla a ella y a su hijo. Mantiene su certidumbre interior en todo momento afirmado en su real y duradero amor por lo femenino.

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