12/10/2016
Reza en la ley de la Selva: “la fuerza de la manada está en el lobo, la fuerza del lobo en la manada está”.
Muchos son las especies de animales que aúnan fuerzas para aumentar el poder, desde las minúsculas hormigas, hasta los todopoderosos elefantes saben y practican el poder de la unión.
Los humanos no somos distintos, conocemos el poder de la unión, las revoluciones obreras han conseguido derrocar hasta los regímenes más absolutistas y poderosos y también más despiadados.
A “la unión hace la fuerza” se le asimila el término contrario: divide y vencerás y fue Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno el primero que acuñó la expresión. Gran conocedor de la condición humana supo que sembrar la cizaña entre sus enemigos no hacía sino debilitarles a ellos y así por el contrario, fortalecerse él mismo.
Veinticinco siglos han pasado y el concepto sigue en pie hoy en día, y sigue la estrategia en política como la principal herramienta para ser más fuerte sin preocuparte en mejorar tú, sólo basta con debilitar al contrario. España, como no podía ser de otra forma y los españoles por concretar, somos blanco fácil para materializar dicha estrategia y si este español es de pensamiento progresista, miel sobre hojuelas, es como si viniera de serie. Este momento político está resultando todo un tratado psicológico sobre la conducta humana y su comportamiento en sociedad. El miedo y el egoísmo son dos de los valores humanos más poderosos a la hora de manipular a los grupos. Instala el miedo a lo desconocido que es poco menos que el diablo disfrazado, siembra cizaña entre tus rivales, permanece unido y tendrás la receta perfecta para vencer. Da igual si las cosas las estás haciendo bien o mal, si estás corrompido hasta lo más profundo, si tu solidaridad es ínfima, el compromiso con tus valores inservible, da lo mismo, no importa, serán el miedo y la desunión quien verdaderamente conseguirán el propósito de quien sepa manejarlo mejor.
Los datos de la Organización Mundial del Trabajo dicen que el 1% de la población posee más de la mitad de la riqueza a nivel mundial, los llamados superricos. Y qué hace que el 99% de la población mundial no consiga aunar fuerzas para combatir esta inmensa desigualdad que además es cada vez más acusada, qué nos mantiene a la inmensa mayoría debatiendo cómo y qué hacer para conseguir un reparto justo. Sencillo, el miedo al poderoso y la desunión total de fuerzas incapaces de aunarlas para fortalecer el grupo. Somos lobos solitarios sin manada y sin fuerza.
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