Madrid nos ha recibido con un sol espléndido, Cuenca con una temperatura que parece más propia de marzo o abril que de diciembre, y mis padres me cuentan que en Infantes las terrazas de la plaza están casi tan llenas como en el verano... ¡Pero es Navidad!
Dice un villancico en inglés que "there is no place like home for the holidays", "no hay lugar como el hogar para las fiestas", y cada vez estoy más de acuerdo. No hay nada como volver a casa, a España, por Navidad... Porque "It's the ha- happiest season of all", dice otro villancico americano, "es la temporada más feliz de todas". Para mi lo es sin duda.
Ya os contaba el año pasado lo bonita que se veía nuestra ciudad-bosque al norte de Houston en Navidad, con sus casas decoradas, sus miles de bombillas y de árboles cargados de bolas y lazos, con sus campanillas del Salvation Army que os comenté la semana pasada, con la banda sonora a base de villancicos y canciones modernas de Navidad que le dan un toque tan cinematográfico. Seré una cursi, o quizá seré muy americana en ese aspecto, pero la Navidad me encanta, me emociona... Y diría que desde que vivo fuera más.
Podéis reíros si queréis, pero a veces pienso en mi regreso a España en Navidad como si fuera un anuncio de los de El Almendro de cuando era pequeña. Aquel "Vuelveeee, a casa vuelveee por Navidad", sonará un poco en mi cabeza, estoy segura, cuando se abra la puerta de mi casa y me reciba el olor del musgo cortado que mi padre suele poner en el belén.
Me pasa mucho, relaciono música y olores con recuerdos y experiencias. Y eso se intensifica en Navidad. Mi familia se estará divirtiendo leyendo esto, pensando en mis "manías", como ellos dicen, con los olores (y que parece que han heredado mis sobrinos, o eso me cuentan), y con mi pasión por la Navidad y la casi depresión que me entraba cuando llegaba el 7 de enero...
Pero no adelantemos acontecimientos (otra de mis manías, pensará mi madre), porque quedan días para disfrutar, para volver a "oler recuerdos" y escuchar melodías de vivencias pasadas. Y ahora que está mi hijo en escena, también para descubrir e instaurar nuevas tradiciones que él identifique como propias, de "su casa", de las casas de sus abuelos, que lo esperan como agua de mayo (aunque sea en diciembre) para abrir regalos, experiencias y sonrisas.
Para no perder las costumbres, ya que las navideñas me gustan tanto, os dejo a modo de felicitación la letra de este villancico que popularizó Antonio Machín, pero que el Coro, mi coro, de Infantes, canta especialmente bien. "By the way", que dirían los americanos, "de paso", es otro de mis recuerdos navideños: mi padre haciendo el solo acompañado por las guitarras y el órgano, en el tradicional recital de villancicos que este año, después de unos cuantos de ausencias, no me perderé. ¿Que a qué huele? A cuerdas de guitarras, musgo de belén, familia y...
Felicidad.
"Campanitas que vais repicando, Navidad vais alegres cantando,
y a mí llegan los dulces recuerdos del hogar bendito donde me crié.
Y aquella viejita que tanto adoré, mi madre del alma que no olvidaré.
Navidad que con dulce cantar te celebran las almas que saben amar,
¡oh que triste es andar en la vida por senda perdida, lejos del hogar,
sin oír una voz cariñosa que diga amorosa: llego navidad!".
Foto: Perfecto Álvarez