lunes, 9 de junio

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Haciendo las américas

Los trucos de Halloween

por Lola Romero (Houston)

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Boo! (que suena como “buu” aquí) no es un abucheo. Así asustan los fantasmas en Inglés… y las brujas, y los esqueletos, y hasta las calabazas rellenas de velas que ya se pueden ver en las casas de mi vecindario. ¡Otra vez llega Halloween!

También han proliferado este año los cementerios de cartón piedra, las telarañas en los setos y la niebla sintética por la noche, así como los “sustos”, esos “Boo!” que sobresalen de los diferentes objetos en forma de bocadillos y que me hacen muchísima gracia. Es un susto “en diferido”, simpático, como cuando un niño se echa una sábana por encima y recorre la casa diciendo: “uuhh, soy un “futasma”…

De todas maneras, Halloween no se queda ahí. Más allá de la simpatía o de la necesidad de normalización de la muerte en sí (que es lo que originó en un principio tales tradiciones), a estos americanos les encanta la parafernalia. Lo de los disfraces es impresionante, y no digamos ya la proliferación de “Casas Encantadas” estos días.

En esta semana que empieza y hasta el día 1 de Noviembre, las fiestas de disfraces son la tónica. A nosotros nos han invitado a una de españoles el próximo viernes, pero, por ejemplo, un buen número de compañeros de mi marido están invitados a la que da el Presidente de la compañía en su casa.

Alguien me apuntaba el año pasado que la diferencia entre las fiestas de disfraces aquí y en España es que en nuestro país tiendes a disfrazarte con lo primero que pillas, y por ejemplo, en Carnaval (que yo creo que es cuando más se generaliza en España lo del disfraz), es tradición en muchísimos lugares salir a la calle de “máscara”, esto es, con un traje hecho de trapos y ropa vieja.

Sin embargo, aquí, la gente suele poner mucho cuidado en los detalles, y según dice una amiga española, tienden a lo “sexy”, a los disfraces “bonitos” con un punto provocativo. Si en España el Carnaval sirve para desinhibirse, aquí es Halloween cuando la gente aprovecha para salirse un poco de lo establecido. Y no sólo en las fiestas de disfraces, puesto que estos días ya se pueden ver camareros o dependientes de tiendas con algún complemento tipo gorros de bruja, heridas y sangre de pega o pelucas de colores.

En la guardería de mi hijo llevan un par de semanas ya haciendo calabazas con plastilina (o como se llame ahora) y fantasmas con platos de cartón y papel higiénico. Me hace gracia porque han colgado los fantasmas del techo de la clase, como si ya los estuvieran entrenando para los “pasajes del terror”. ¡Y tienen 2 años!

Lo de las Casas Encantadas es otra historia digna de reseñar. Me consta que en España en los últimos años se está copiando la idea para esos días del puente de “los Santos”, pero a modo anecdótico, así que no estoy muy segura de su popularidad. Sin embargo aquí, en las revistas informativas que recibimos de vez en cuando, para el próximo fin de semana he contado unas quince en los alrededores, muchas de ellas, subvencionadas si no organizadas, por los “ayuntamientos” (o esa especie de consistorios que tienen por aquí). Algunas de ellas tienen diferentes pases según las horas, así puedes ir con toda la familia, o esperarte lo peor si ya es cierta hora por la tarde y vas con tus amigos “teenagers” (adolescentes).

Pero además, como ocurre por ejemplo en Navidad, todo en esos días se transforma: las recetas de cocina se centran en los “tratos” de aperitivos y dulces, como galletas de esqueletos, o tostas de aguacate con forma de Frankenstein, las sugerencias de decoración contemplan sí o sí una calabaza, en los consejos de moda se habla del maquillaje apropiado para ir disfrazado de duende. Y lo mismo encuentras todo esto en una revista, que en la tele, que en lo que le está contando una madre a otra en la puerta del colegio.

Pero de entre todo, este año me quedo con el anuncio del concierto de la Orquesta Sinfónica de Houston. Literalmente ofrece: “Una noche de sonidos y criaturas espeluznantes destinado a duendes y demonios de todas las edades (…) hipnotizará a la audiencia con una actuación de pesadilla plagada de cuernos horribles, fagots hechiceros y violonchelos escalofriantes”.

Deseando ir estoy, vamos…

 

Foto: www.visithoustontexas.com