miercoles, 30 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Haciendo las américas

Un camión de mudanza

por Lola Romero (Houston)

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir artículo

Lola Romero Esta semana hemos tenido en la plaza en la que vivimos hasta tres camiones de mudanzas a la vez, y eso que hay sólo diez viviendas, y que éste no es un vecindario “nuevo”.

 Unos venían, otros se iban. Como mi querida Farrah y su familia, que se han comprado una casa más grande (y con piscina) y han tardado apenas tres días en mudarse desde que les dieron las llaves. También se han ido Ben y Deana, los vecinos de Florida, que llevaban un año aquí y que fueron los que organizaron la fiesta del 4 de julio (¿recordáis?).

Precisamente una conversación con Ben fue lo que me hizo pensar en escribir sobre mudanzas. O más bien sobre la movilidad de la gente aquí en Estados Unidos, donde lo normal es cambiar de trabajo y/o empresa cada poco tiempo. Al contrario que en España, aquí está bien visto un currículum variado, con experiencia en diferentes empresas, y con estancias en esas empresas que muchas veces no superan el año. Y digo al contrario que en España, porque aunque no quiero caer en el tópico, yo creo que cuando una persona ha pasado por muchos sitios y ha estado períodos cortos en cada uno de ellos, lo primero que piensa un español es… “malo”.

No se ve así en Estados Unidos. Estoy generalizando, y este país es demasiado grande, pero me parece que les va bien esa expresión de “hecho a sí mismo”, en el sentido de que buscan progresar, son inconformistas por naturaleza, aspiran a más. Por eso no les importa cambiar siete veces de estado, arrastrar niños, muebles, coches y mascotas. Y si la cosa no funciona, o tienen una oferta mejor, seguir moviéndose.

Me decía Ben que con esta mudanza, es la cuarta vez que cambian de estado, y supone que no será la última. Añado yo para contextualizar que él y su mujer no tienen más de 35 años y que tienen un hijo de cinco recién cumplidos. Como decía, este país es muy grande y habrá miles de variaciones, pero me atrevo a decir que un gran porcentaje de la población ha vivido algo similar. Quizá no han pasado por cuatro estados, pero dos o tres, casi seguro. Y ya si hablamos de ciudades dentro del mismo estado, estoy segura de que las cifras se multiplican, como seguro ocurre con las mudanzas a casas “mejores”.

Con todo esto no quiero decir que en España no nos mudemos. Yo misma cambié mi pueblo por Madrid para ir a la universidad, Madrid por Ciudad Real para trabajar, y otra vez Madrid cuando me casé. Y ahora vivo en Houston. Pero no creo que yo represente a una mayoría. Durante años en España, la tendencia ha sido quedarse lo más cerca posible de “casa” (léase pueblo o ciudad de nacimiento, crianza o familia), o en todo caso, emigrar a Madrid, Valencia o Barcelona. Claro que también ha habido quien ha vivido en varios sitios por cuestiones de trabajo y aspiraciones personales (y por supuesto que en España hay gente “hecha a sí misma”), pero ni era lo normal ni los demás lo percibíamos como “ideal”.

Sin embargo, sé que eso en los últimos años está cambiando debido a la crisis. Y no hablo ya de mudanzas dentro de España, sino fuera de ella. Yo he perdido la cuenta de amigos que se han ido a vivir y trabajar, sobre todo trabajar, al extranjero. Pero hay una diferencia: el que se muda al extranjero se marcha con un par de maletas grandes y poco más. Si te vas fuera expatriado por una multinacional, quizá tengas suerte y te paguen la mudanza completa de tu casa. Que es lo que hacen los americanos, trasladar todas sus cosas de casa en casa. Y si recordáis cuando os hablé de los garajes, no es poco lo que mueven…

Y además, como decía hace unas líneas, se mudan cada año e incluso cada pocos meses. O sea, que según me ha contado Farrah, sí que es común en los colegios esa escena tan repetida en las películas de la entrada en clase “del nuevo” o “la nueva”, pobre, que sufre en sus carnes las idas y venidas de sus padres.

Así que mi vecindario ha cambiado en pocos días, aunque a mi me consuela que Farrah se haya ido sólo a unas pocas manzanas porque podremos seguir con nuestros paseos y conversaciones.

A Ben y a Deana les deseé suerte en su nueva etapa. Pero no vi felicidad en sus ojos mientras miraban toda su vida metida en un camión de mudanzas.

Foto: www.asmovingtruckservice.com