Lola Romero La primera vez que oí lo del “Supertazón” pensé que era un regalo que daban con alguna compra, algún tipo de oferta. No estaba prestando mucha atención a la tele, que estaba puesta en las noticias de Univisión 45 Houston, un canal hispano local, aunque afiliado a la principal cadena “latina” en Estados Unidos. Había anuncios, y de momento, no caí en la cuenta de lo que hablaban. Pero al llegar el tiempo de deportes, ya no tuve duda. ¡La superbowl!. Sí, traducen literalmente el nombre de esa final de fútbol americano, que se considera uno de los mayores espectáculos del mundo y, también, uno de los más vistos en todo el planeta.
Pero reconozco que en nuestro país no es muy conocida. Algún informativo la menciona, sobre todo por las cifras multimillonarias que conlleva, pero no es algo que la gente vea. Al menos, no como se ve el fútbol, el nuestro, en España.
Cuando empecé a escribir estas colaboraciones el año pasado, hacía ya un mes que se había celebrado la superbowl, así que aunque creo que comenté algún detalle cuando hablé de los Oscars, no recuerdo haber hablado largo y tendido sobre ello.
Largo, la verdad, podría hablar, porque el “espectáculo” dura cerca de cuatro horas. El partido ya es extenso de por sí, porque el fútbol americano tiene muchos tiempos muertos, descansos entre jugadas y, en general “poca acción” (esto es una opinión mía), pero a eso hay que sumarle que en la gran final hay un descanso de media hora en el que desde hace décadas actúan cantantes y grupos musicales renombrados. Y como suele pasar con estas cosas, al final está todo tan relacionado que despierta casi la misma expectación el enfrentamiento entre los dos equipos que la actuación musical, para la que los artistas suelen preparar “algo especial”.
Antes de seguir, quizá sería conveniente aclarar que la “Superbowl” es la final entre los campeones de las dos conferencias de fútbol americano, algo así como las dos ligas oficiales que hay aquí. Se celebra desde el año 1967, y tan curioso nombre sólo es el resultado del capricho del dueño de uno de los dos equipos que jugaron la primera final. Al parecer, se le ocurrió ese nombre al ver jugar a su hijo con una pelota que se llamaba “superball”, y pensando en que los trofeos del fútbol americano se llamaban en general “bowl” (o tazón, como ya habéis visto que traducen en Latinoamérica), se le encendió la bombilla. Bastante poco original… Y lo que al principio iba a ser un nombre temporal, ahí está… una denominación que mueve cientos de millones cada año.
Si empiezo con las cifras, marean un poco. Ciento veinte millones de espectadores, segundos de publicidad cobrados también en millones (de dólares), y los honorarios de los artistas no se quedan atrás. Ni qué decir tiene que la ciudad que organiza el evento recibe también grandes “beneficios”.
Y a un nivel más doméstico, ya sabéis, los pasillos de los hipermercados se llenan de packs para el partido, pasteles con la forma del balón ovoide típico de este deporte, ediciones conmemorativas de bolsas de patatas fritas… De hecho, he leído que la Superbowl es el acontecimiento que más gente reúne en las casas, y también el día que más comida y bebida se consume de todo el año (bueno, siempre por detrás de Acción de Gracias).
Y en cuanto a la actuación estelar, este año hay mucha expectación por lo que los cantantes Katy Perry y Lenny Kravitz habrán preparado. Aunque, dará un poco igual si es subido de tono o inapropiado, ya que desde el caso conocido como Nipplegate (cuando Justin Timberlake le destapó un pezón a Janet Jackson en el intermedio de 2004), las retransmisiones de espectáculos en Estados Unidos se hacen con 5 segundos de demora, por si hay que “censurar”.
Cuando leáis esto, ya habrá un campeón nacional, porque la Superbowl se celebra el domingo por la tarde. Pero supongo que importa poco quien gane… para nosotros son desconocidos…
Pero como lo de reunirse y medio montar una fiesta no cuesta nada, nosotros iremos a casa de unos amigos a “ver la Superbowl”. O eso decimos. Al final supongo que lo que haremos será comer y beber y pasar un buen rato. Como otros ciento veinte millones de personas esa tarde.
Pie de foto: www.usatoday.com Superbowl 2014 entre Seattle Seahawks y Denver Broncos